__________ ..::Capitulo 30::.. __________

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Recuerdos iban pasado por la mente de xóchitl, y pensar que, en solo en 5 años, casi 6, las cosas habían cambiado tanto.

Al ir mirando a su alrededor, noto que ciertas calles de las que estaban cerca, pero a una distancia prudente al punto que no los podían ver, había mucha gente, yendo y viniendo con rapidez y desenfreno. Como si algo los preocupara, ¿y cómo no?, eran tiempos de guerra. Había soldados en la calle, que más que patrullar para vigilar a los civiles o alistarse para batallar, se encontraban celebrado.

Xóchitl logro divisar como gente bailaba, soldados reían, jugaban cartas o charlaban entre ellos o con mujeres que muy sonrientes, correspondían sus acercamientos.

La situación incomodo mucho a la joven, no era un lugar para ella. Tenía la esperanza de no tener que acercarse a ese lugar. Cuando de repente, leo detuvo su caballo, cosa que sorprendió a la muchacha. Parecía irónico. Justo donde no quería estar.

Leo volteo en dirección donde momentos antes, xóchitl estaba observando. Los ojos del muchacho se iluminaron, como si hubiera encontrado lo que busca. Leo bajo del caballo, hizo una seña, y el corcel desapareció entre las sombras, como aguardando a que su amo lo llama cuando fuera hora de irse.

La muchacha quedo bastante sorprendida, más no sabía si por como el animal obedeció sin problemas a leo, lo cual tenía sentido considerando que era su amo, o por como desapareció entre la oscuridad. Quizás el color negro de su pelaje, era más oscuro de lo que imagino, a tal punto que era imperceptible en la oscuridad. O quizás tenía la habilidad de hacerse uno con las sombras.

Estaba tan inmersa en sus pensamientos, que no noto como leo se acercó a ella, hasta casi tenerlo a unos tres pasos de distancia. Esto perturbo a la pelinegra, pues aun no sabía que era lo que la pondría a hacer, y hasta este punto, tenía miedo de saberlo.

- ¿Ves ahí? -. Señalo leo, en dirección donde la fiesta se llevaba a cabo. -. Debes ir ahí, y ofrecer "esto", a los que te indique. -. Tras decir esto, acerco la mano a la cesta que traía la joven en sus manos y quito la tela, dejando al descubierto pequeñas botellas llenas de tequila.

- ¿E-estas son, ... ?-. Intento hablar la joven, mientras tomaba una de las botellas. Era el tequila que no hace menos de unos meses sus amigos habían destilado. O eso parecía, al ir mirando con detalle el contenido, se llevó un susto enorme al notar una extraña cara amorfa que se formó por un momento dentro de la oscura botella.

Xóchitl recordó a la chica que hace unos meses leo trajo y termino por quitarle el alma y embotellarla. La silueta que se formó en el piso al tirar la botella por la ventana, era muy similar a la que logro divisar en la botella que sostenía. No tuvo que pensarlo mucho, al caer en cuenta que quizás parte de lo que había en esas botellas, eran almas, o al menos parte de ellas.

- Ofrécelas como si de un regalo se trataran. Sonríe, se lo mas amable posible, gánate su confianza y Asegúrate que la beban. Con un simple trago bastara para cegarle las mentes. -. Se explicó leo.

- ¿Quiere que se las de y, ... la beban?, Pero son, ... ¿Almas? -. Se atrevió a preguntar Xóchitl. Rogando que no lo fueran, aunque esa petición resultaba ridícula a este punto.

- Si, lo son. Pensé que eras más lista. -. Respondió leo, sin despegar los ojos en la multitud.

- Pero son personas, ... Es algo montuoso. ¡¿Ha hecho esto desde hace cuándo?! -. Se atrevió a preguntar Xóchitl, señalando la botella.

Leo sonrió con suficiencia, y volteo a ver a la muchacha, tomado de sus manos la botella y sacudiéndola burlonamente.

-. ¿Creíste que me la bebía?, ¡Ew!, Estas almas son un desperdicio y un asco. No valen tanto como para tenerlas guardadas, Solo ocuparían espacio. -. Se Explicó leo, regresándola la botella a la muchacha, quien dio un paso hacia atrás, rechazando el gesto, cosas que hizo que leo, simplemente se riera entre dientes.

_:: Corazones rotos pero unidos::_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora