Las ganas de tener el poder y la sed por venganza harán que Valeria viva una montaña rusa de emociones.
Confianza.
Traición.
Dolor.
Amor.
El amor es un sentimiento dulce ¿o no?, para muchos el amor es esa luz al final del túnel pero para ella no lo...
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―Bip Bip Bip ―mi alarma chilla sin piedad alguna gritándome que me levante para ir a la cárcel que llaman universidad.
Estiro mi brazo tomando el control que activa la inteligencia de la casa, muevo los botones activando todo, la alarma se apaga, las cortinas se abren y la televisión se enciende en las noticias captando mi atención con lo que dicen;
‹‹La diabla de la mafia, una de las narcotraficantes más temidas. ¿Por qué? Pues las malas lenguas dicen que disfruta de asesinar a aquellas personas que se meten en su camino, que no hay cosa que disfrute más que el verlos desangrarse y pedir piedad. Eso claro sin contar con los diversos negocios ilícitos que sostiene en la renombrada cadena de las Mafias. Actualmente la policía se encuentra haciendo diversos operativos con el fin de dar con la verdadera identidad de esta narcotraficante apodada como "la diabla", por el momento se le pide a la comunidad que tengan paciencia y demasiado cuidado con las aquellas personas en las que ponen su confianza.››
Apago la televisión cuando empiezan a nombrar los delitos cometidos por mi persona bajo dicho seudónimo, no necesito que me repitan las cosas que hice.
―Princesita levántate que no pienso llegar tarde el primer día.
La "angelical" voz de Tania llena mi habitación, la miro preguntándome como hace para despertarse con tan buenos ánimos cuando es consciente de que tenemos que asistir innecesariamente a la universidad.
Tania y yo vivimos juntas desde que nuestros padres fallecieron en un trágico "accidente" en California hace dos años, cuando eso sucedió Tania y yo buscamos refugio con mi familia en Italia, y con el paso del tiempo mostramos ser responsables y nos cedieron parte del negocio familiar.
Luego de eso, y por cuestiones personales tome la decisión de independizarme junto a mi amiga, razón por cual terminamos viviendo por un tiempo en varios países de Latinoamérica. Vivíamos bien y éramos felices hasta que decidimos regresar a California para poder centrarnos en nuestros negocios, tanto los legales como los no legales. Hace una semana llegamos al conocido "Estado dorado".
―Ya voy ―aviso a Tania al tiempo que me levanto de mi cama y dirijo al baño.
Hago lo básico, me cepillo los dientes, tomo una ducha y salgo del baño para ir al armario. Una vez adentro escojo mi atuendo, opto por un pantalón ajustado de cuero negro, con una camisa de cuello alto color vino y una chaqueta similar al pantalón. Me maquillo rápidamente quedando lista para salir.
Tomo mi mochila antes de abandonar mi habitación rumbo a la cocina, donde encuentro a Tania, me sonríe y reparo su atuendo, trae puesta una falda blanca con un par de botas altas del mismo color ‹‹Le gusta verse alta, dice que sus botas y tacones le dan poder››, y lo acompaño con una camisa rosa clara similar a la mia.
Ella y yo somos como el yin y el yang, nos complementemos pero somos totalmente diferente.
