Termino de ponerme las botas largas que cubren el pantalón ajustado que traigo. Aseguro el cinturón de armas ajustándolo a mi traje antes de cubrirlo con un gabán negro que roza el suelo. Me miro al espejo, mi cabello está atado en una coleta alta y bajo el largo abrigo llevo un pantalón ajustado y una camisa de botones la cual oculta un par de cuchillos.
Camino rumbo a la salido y a solo unos metros de ella soy detenido por una voz.
― ¿Vas a salir? ―Me volteo para mirar a Tania.
―Si, tengo un asunto que resolver ―omito los detalles ―No tardare.
―Claro, solo te quería pedir un favor ―asiento para que continúe ―Tara no durmió muy bien anoche, parece que se le dificulto conciliar el sueño.
― ¿Ella está bien? ―Pregunto un tanto alterada.
―Sí, creo que es porque ya le están creciendo sus dientitos y te iba a pedir que pasaras por la farmacia y trajeras un jarabe.
―Tranquila yo lo compro y por favor cuídala, la niñera se tomó la mañana libre y no llega hasta después del medio día ―la veo asentir y lo tomo como una señal para poder irme.
Salgo de la casa y un grupo grande de escoltas ya me están esperando. Saben a dónde vamos mas no el por qué, simplemente cumplen la orden de acompañarme, cuidarme y no dejar que me metan un tiro, cosa que agradezco, pues espero mantener este encuentro lo más oculto posible.
―Señorita encontraron esto en la moto ―me pasa un pequeño objeto, es del tamaño de una piedra y tiene una luz roja, supongo que es algún aparato de Lizz o algo por estilo.
Lo reparo unos minutos antes de guardarlo en mi pantalón.
Abordo la camioneta blindada dando la orden de que los demás me sigan. ¿Peligroso? Evidentemente lo es, como no iba a serlo cuando pienso ir a encontrarme con mi actual enemigo como si se tratase de una fiesta de té. ¿Desventajas? Lo dudo, todos mis hombres estudiaron el perímetro meticulosamente, conocen las vías de escape y los puntos ciegos del mismo.
El chofer acelera y yo me dedico a revisar el perímetro desde una tableta de seguridad, es un gran valle ubicado a las afueras de Sicilia, con una capa de árboles rodeando el punto de encuentro. La carretera más cercana que sea transitada queda a unos treinta minutos.
Poco más de media hora de viaje y nos adentramos a una vía en mal estado que nos lleva a la entrada del valle por el cual seguimos un sendero durante treinta minutos, los arboles desaparecen dándole entrada a un gran plano verde, al igual que a un gran mal presentimiento.
La camioneta se detiene en el medio a la espera de movimiento. Los minutos pasan y desde el otro lado del valle puedo ver como una camioneta gris se acerca acompañada de un par de motos. Se detienen frente a nosotros y la puerta trasera de la misma es abierta, de ella baja un hombre lleva un gabán, guantes y una gorra que cubre sus ojos, supongo que es Demon ya que junto a él se bajaron dos hombres armados.
―Estén alerta ante cualquier movimiento ―ordeno abriendo la puerta.
Dos de mis hombres me escoltan posicionándose a mis laterales, y doy tres pasos firmes. Frente a nosotros los tres hombres hacen lo mismo aunque Demon mantiene la mirada baja impidiéndome ver su rostro.
― ¿Vas a hablar o los ratones te comieron la lengua? ―Bramo con sarcasmo.
No dice nada, ni se mueve, solo se queda ahí plantado. Esto es una pérdida de tiempo. Estoy dispuesta a marcharme cuando una especie de pantalla gigante aparece en mi campo de visión. ¿Qué puta mierda es esto?
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Mi infierno
Mystery / ThrillerLas ganas de tener el poder y la sed por venganza harán que Valeria viva una montaña rusa de emociones. Confianza. Traición. Dolor. Amor. El amor es un sentimiento dulce ¿o no?, para muchos el amor es esa luz al final del túnel pero para ella no lo...