Cap.13

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Maximiliano camina de un lado para otro dando órdenes, mi mente divaga sin entender cómo es posible que la felicidad sea arrebatada de las personas en menos de un instante.

–Puta mierda –Maldice antes de salir de la habitación.

Dejo el sillón acercándome a la cama, siento como las lágrimas se resbalan por mis mejillas cuando miro la gran mancha de sangre adornando las sábanas blancas, un sollozo escapa de mi boca.

Me siento inservible y pese al dolor de mi cuerpo lo único que logro procesar es que lo perdí y junto a el perdí mi bondad. La persona que haya hecho esto va a pagar, él y todos los que le ayudaron. Tienen que sufrir.

El enojo llena mis venas, tomo las sabanas rompiéndolas junto a todo lo que se me cruza, las armas que habían en la mesita de noche terminan en el suelo junto a vidrios, cuadros y un montón de cosas obsoletas.

‹‹Cálmate, esto no te lo va a devolver››

Tiemblo y prefiero entrar al baño, la ropa me estorba y me la quito con rapidez como si quemase cada centímetro de mi piel. Entro a la ducha buscando clama en el agua helada que golpea mi piel.

Mi cuerpo tiembla, no quiero esto, no quiero tener que sufrir el resto de mi vida, no quiero ser un estorbo para Maximiliano. Yo...yo solo quiero irme lejos, donde nadie me conozco, donde pueda empezar de cero.

Mis pensamientos se esfuman cuando la puerta del baño es abierta por Maximiliano.

Largo –.No sé qué me pasa pero no lo quiero cerca.

Te juro que no sabía que había en el frasco.

Tú mismo me lo entregaste.

Se queda en silencio así que continuo hablando.

–Nuestro trato termina aquí y ahora Maximiliano Bulnevarl –El miedo en sus ojos se convierte en inseguridad –Me voy.

Envuelvo mi cuerpo con una toalla y camino fuera de la habitación. Me acerco al armario remplazando la toalla por ropa interior, Tomo una camisa con la intención de ponérmela pero algo me detiene, una par de manos sujetando mi cintura.

–Maximiliano no hagas esto –amenazo.

Me ignora y quito sus manos con fuerza. Me acerco a la mesita de noche y en cuanto sus pasos me alertan tomo la navaja que yace en ella dando media vuelta para encararlo. Su mirada esta vacía, como si mis anteriores palabras lo hubiesen matado en vida.

Se congela en su sitio e intento abrir la puerta sin éxito alguno forcejeo con ella hasta que un par de brazos me rodean levantándome con fuerza, presiona mi abdomen haciendo presente el mismo dolor que sentí horas atrás.

Me arroja en la cama antes de sentare frente a mí, me defiendo clavando la navaja en la parte baja de su abdomen, jadeo preso del dolor  y alejo mi mano rápidamente. ¿Qué hice?

Yo no... Mis palabras quedan en el aire cuando se saca la navaja tirándola lejos.

Se tambalea cuando logra ponerse de pie para caminar lejos de mí, más precisamente hacia la puerta que abre con una llave antes de salir. No sé si es el dolor en la zona baja de mi cuerpo o la presión en mi pecho pero me mareo perdiendo la poa fuerza que tenía.

Poco a poco cierro los ojos cayendo en un abismo profundo y oscuro, un abismo que me recuerda lo hundida que estoy, un abismo que me recuerda donde empiezo mi infierno

Mi infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora