Cap. 31

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Leo lo que dice Wikipedia:

‹‹Estrés, Ansiedad o emociones fuertes son las mayores causas de pérdida de memoria de manera temporal››

Temporal. La palabra se queda gravada en mi cabeza, esta mentirita de que Marcos se quedó por trabajo no me va durar mucho, y si Ángela recuerda algo y se entera de que le mentí me mata, cierro la computadora de golpe inclinando mi cabeza hacia atrás.

Intento pensar en positivo pero cada que cierro los ojos lo veo a él, cada vez que intento dormir sus recuerdos me aprisionan, el centro comercial, la cabaña, el lago, mi habitación, Italia. Mi teléfono suena y niego tomándolo, sonrió mirando el nombre de la persona que llama.

‒Como é a rapariga mais sexy neste maldito mundo Su acento brasileño simplemente me encanta.

(Como é a rapariga mais sexy neste maldito mundo - como está la chica más ardiente de este puto mundo).

‒Creí que te habías olvidado de mí querida.

Eso es imposible. Dudo que alguien tenga la capacidad de olvidar a una princesa como tú.

‒Ya no más princesa, ahora soy la reina.

Así que los rumores son ciertos, destronaste al suggar Daddy más sexy de Italia.

Rio por su apodo, y salgo de mi despacho.

‒No entrare en detalles, pero ahora Ángelo está jugando a las cartas junto a mis padres en el infierno.

Entro a mi habitación.

Que interesante, ahora eres tu propio jefe. Te llamaba porque hemos tenido ciertos problemitas con la mafia rusa y tendré que ir a solucionarlos.

‒ ¿Piensas viajar a Rusia?

Pregunto sentándome en mi cama.

De hecho, viajo a California.

Por los sonidos del fondo puedo percibir que está en el aeropuerto.

Te lo explicó cuando llegue, estoy a punto de abordar así que estaré ahí a las 8 de la noche.

‒ ¿Cómo? Ya vienes saliendo.

Adeus minha alteza, até daqui a algumas horas.

(adeus minha alteza, até daqui a algumas horas - Adiós mi alteza, nos vemos en unas horas).

No alcanzo a pronunciar ni una vocal cuando cuelga.

Salgo de mi habitación de nuevo, tendré que preparar todo para la llegada de la brasileña, camino por el pasillo hasta detenerme en el umbral de la puerta de Ángela quien duerme plácidamente, una línea de saliva cae desde su boca hasta la almohada. Estoy a punto de cerrar la puerta cuando ella abre los ojos levantándose de golpe y corriendo hasta el baño.

La sigo, entro al baño y tomo su larga cabellera mientras las arcadas la mantienen con la cabeza en el retrete. Sujeta el retrete buscando fuerza y pasó mi mano por su espalda dándole apoyo. El vómito cesa y Ángela se levanta para lavarse la cara y la boca de inmediato.

‒ ¿Estas bien?

Pregunto saliendo del baño con ella a mi espalda.

‒Sí, solo me cayó mal el viaje, debieron ser los cocteles o algo que comí Asiento dándole la razón  ¿Necesitas algo?

‒Claro si tú lo dices. Y si, venía a avisarte que esta noche vendrá alguien a cenar, para que les avises a los demás.

‒No te preocupes yo les aviso.

Mi infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora