Mi infierno

cap. 28 -Lo que pasa en Italia se queda en Italia

Acomodo mi vestido mirando los dos cadáveres y toda la sangre del piso y gran parte de la pared, parece una escena de película de terror

‒Si no quieres que la policía joda por esto los vas a tener que marcar –Comento mirando como Maximiliano se abrocha el pantalón

Cuando un cadáver es marcado por la mafia, nadie puede investigar ni culpar a nadie. Pero la policía de Sicilia es bastante corrupta y valoran lo suficiente su vida como para no meterse con la mafia

‒Yo me encargo, desaparecerlos no es difícil ‒En eso tiene razón, hoy en día ocultar un cadáver es igual de fácil que silbar

‒Claro ‒Camino hasta él y dejo un pequeño beso en su mejilla ‒Esto nunca paso ‒Salgo del baño

Fingiré que fue producto de mi imaginación y el alcohol

Camino hasta la mesa en la que estábamos, pero está completamente vacía, salgo del bar notando que solo hay una camioneta con menos de la mitad de los escoltas que habíamos traído, me acerco a uno de los escoltas

‒Dame tu teléfono ‒Ordeno

El me lo pasa y abre la puerta de la camioneta ayudándome a subir

Todo me da vueltas, no debí haber mesclado tanto alcohol, marco el número de Tania pero no me contesta, pruebo con los de las otras chicas obteniendo el mismo resultado, Thomas tampoco contesta, ni Marcos. Pruebo con el de Javier quien después de tres intentos se digna a contestarme

‒Valeria ‒Su voz se escucha agitada

‒Javier, ¿todo bien? los demás no cogen mis llamadas

‒Sí, ellos están bien, tienen escoltas y...‒Su voz se entrecorta en un ¿gemido? ‒Ya deben estar en casa

‒Bien ‒Parece que está ocupado ‒Así que supongo que nos vemos mañana ‒No contesta así que cuelgo

Llegamos a la casa, y mis doncellas me ayudan a ponerme la piyama, intento cerrar los ojos pero un pensamiento se cruza por mi cabeza obligándome a levantarme, camino hasta el baño y tomando agua me tomo esa pastillita mágica que me libra de tener más responsabilidades

...

Me pongo mis pantuflas, sostengo mi cabeza caminando a la cocina, el dolor en ella es insoportable, eso sin contar las pocas fuerzas que tengo, rebusco entre las alacenas algo que me ayude con el dolor

‒Buenos días señorita ‒Miro a la cocinera ‒Tome asiento el desayuno ya va estar listo, le diré a una de las doncellas que le lleve una píldora para el malestar

Asiento y cruzo la puerta hasta el comedor para sentarme en un extremo, siento como la cabeza me palpita, la apoyo sobre la mesa tapando la luz con mis brazos

‒Buenos días Valeria ‒La voz de Tania es como un taladro atornillando mi cabeza

‒ ¿Resaca? ‒Pregunta Thomas pero no respondo ‒Amor estas segura que está respirando ‒Le dice a Tania esta vez. Rio por su comentario

Levanto la cabeza, traen piyamas a juego, y se ven radiantes, como mierda logran verse así de bien después de haber bebido hasta la madrugada, Lizz entra al comedor con una camisa de hombre que le queda un poco más arriba de las rodillas, ella me mira y ríe

‒Tienes una cara de guayabo impresionante amiga ‒. ¿Guayabo? ‒Que paso con los chicos del bar, vi que entraron contigo al baño

Los recuerdos de todo lo que paso en baño vienen a mí de inmediato, ay Valeria donde dejaste tu dignidad y orgullo