Mi infierno

Cap.22

Camino hasta la sala con Tara en brazos, ha estado toda la mañana llorando, supongo que no le gusta la cabaña.

–Alguien no está de buen humor verdad –Ángela se acerca mirando a Tara.

–Ya intente darle de comer, también le cambie el pañal, y sigue llorando–. Paciencia Valeria, paciencia,

–Es una bebe Valeria, no un perro –me reprende –Es normal que llore.

Miro a Tara quien para su llanto de inmediato, y empieza a sonreír y balbucear, y dicen que yo soy bipolar, ni siquiera me está mirando, de hecho está mirando ¿la puerta?

Miro en la misma dirección encontrándome con Marco, quien está entrando a la casa únicamente en bóxer, y completamente mojado.

–Por la virgen de lo orgasmos visuales –susurro mirando como entran varios de mis guardaespaldas detrás de Marco.

Todos están en el mismo estado que el primero, con sus cuerpos empapados, al punto de que las gotas de agua se resbalan desde su cabello, pasando por todo su musculoso cuerpo hasta caer en el suelo.

–Que hace...–Tania se calla de inmediato al percatarse de quien va entrando.

A Lizz se le descuelga la mandíbula cuando Javier entra junto a Thomas, no me sorprende que vengan igual que los demás, el último que entro es el primero en hablar.

–Veo que Tara dejo de llorar.

–Es que con esto, hasta yo dejaría de llorar –.Un momento, lo pensé o lo dije.

¿Alguien vio mi dignidad?

– ¿Cómo dice señorita? –pregunta con confusión uno de los guardaespaldas.

–Me sostienes un momento a Tara –se la paso a Thomas quien me mira confundido –Dije que...el último en el lago pierde.

Salgo corriendo como loca fuera de la cabaña, a tropezones desabrocho mi bata quedándome en ropa interior, y así corro hasta el muelle donde salto directo al agua.

–Patos al agua –grita Lizz tirándose al lago.

Ángela y Tania se tiran detrás de ella y los demás nos miran confundidos desde la cabaña.

–Esa estuvo cerca –comenta Ángela junto a mi.

–Es que quien en su sano juicio entra semidesnudo, y mojado a una donde hay otras personas –.Los recuerdos de la noche anterior llegan a mí y prefiero guardar silencio.

–Hablando de hacer cosas indebidas –Lizz capta nuestra atención –Valeria como vas con tu romeo.

Desvió la mirada, haciéndome la desentendida.

– ¿Romeo? –pregunta Tania.

–El tipo que le mando las rosas a Valeria y se coló por su balcón la otra noche –Abro los ojos mirando a Lizz, ¿Cómo se enteró de eso?

–Tiene que estar muy enamorado para entrar por el balcón, de un segundo piso, en una casa rodeada de seguridad –todas me miran a la espera de un respuesta.

–Que refrescante está el lago hoy –muevo mis manos en el agua.

–No te hagas la estúpida, y cuéntanos todo –ordena Tania.

–No hay nada que decir, simplemente hemos tenido algunos encuentros íntimos, y ya, eso es y va a seguir siendo lo único que pase –respondo decidida.

–Entonces es bueno en la cama –Le doy un zape a Lizz.

–Ten cuidado Valeria, quizás lo mando alguno de nuestros enemigos –me advierte Tania, si supiera que no le he visto el rostro ni una sola vez.