• Capítulo 23 • [1]

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Halifax, Canadá

18:21 PM

ACTUALIDAD

Lana Brooke

El sol estaba ocultándose detrás del horizonte de Halifax para otorgarle su lugar a su amiga, la luna.

Me encantaba observar a través de la gran ventana cómo el sol se ocultaba y creaba una mezcla de amarillo y anaranjado iluminando todo el cielo. Es una de las ventajas de estar en una altura lo suficiente alta para poder observar tal maravilla.

Desgraciadamente, en mi casa no tenia el privilegio de portar ventanales donde podía observarlo, así que casi siempre voy al parque y me siento en la banca más cercana al horizonte. Desde ahí, mis ojos pueden apreciarlo sin ninguna interrupción.

Aún me encontraba sentada en el piso, escuchando la conversación de mis amigos y Morgan, quien a veces le echaba un vistazo discretamente para ver su reacción ante las tonterías que pasamos todos nosotros. Y, siendo sincera, este chico me gustaba. Desde que abrió la puerta y vi su figura, supe inmediatamente que este chico sí valía la pena.

Puede llegar a ser un chico misterioso al principio, pero los chicos misteriosos son los mejores. Tienen un gran corazón y estoy segura de que él no es un idiota como el imbécil de Ethan que le juró amor eterno a Diane, y a las siguientes dos semanas, terminaron.

Lo supe desde que tenia su maldita cadena con una letra.

No obstante, Morgan parece no portar nada de eso. El único accesorio que porta es una pequeña pulsera de bolitas negras en su mano derecha, sin ninguna letra en ella.

Lo que me hizo darme cuenta de que él era el indicado, fue los pequeños vistazos que le daba de vez en cuando a Diane. Fueron vistazos profundos y los típicos vistazos de las películas, ese en donde el chico mira a la protagonista profundamente con un sentimiento que él tampoco sabe. Lo único que sabes es: "¿Es la indicada?". No sé porque duda si él mismo ya sabe la respuesta.

Y estoy segura de que Morgan también la sabe.

La única duda que tengo es, ¿Por qué demonios no han dado el maldito paso? A simple vista se ve que ambos se agradan, que cada vez que reciben un mensaje del otro esa sonrisa de amor aparece en su rostro. Es obvio.

Además, Diane cambia cuando está con él. Lo sé porque no ha parado de hablar desde que llegamos y, conociéndola, si estuviera otra persona que no fuera Morgan, seguramente solo estaría ahí escuchando la conversación con su mirada fija en su teléfono navegando a lo tonto.

Mi pequeña Diane.

Salgo de mis pensamientos cuando escucho mi teléfono vibrar dentro de uno de mis bolsillos delanteros.

Es un mensaje de papá.


Mensaje Recibido

Papá <3: Hola, galletita. ¿Puedes traer un poco más de las brochetas que trajiste el otro día? El perro se los ha comido. Obviamente, tráelos cuando regreses a casa, no hay prisa. Sigue disfrutando a tus amigos. Besos.

Mis brochetas se las han comido.


Mensaje Enviado a Papá <3

Lana: ¿El perro se los ha comido, o te los has acabado? Da igual. En un momento paso por ellos (espero que la tienda aún esté abierta). Me quedaré un momento más con ellos. Te aviso cuando vuelva a casa. Besos. <3

El Chico Del Piano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora