• Capítulo 26 •

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Halifax, Canadá

8:30 PM

ACTUALIDAD

Diane Lassarre

—Espero que éstas pastas de dientes estén en oferta como decía en el cartel porque lo fui a verificar y en su precio original no viene ninguna oferta. ¿Crees que estén oferta, niña?

"¿Y por qué demonios me pregunta a mí?" pienso impulsivamente mientras camino por el pasillo de higiene del supermercado y meto las compras en el carrito que llevo empujando. Así que tan sólo respondo:

—Creo que hay una sola razón lógica del porqué está ese cartel en las pastas de dientes.

—Tienes razón. Me las llevaré, de todas maneras —dice a la vez que camina detrás de mí.

Okay. Perfecto. Ahora tengo a una señora siguiéndome por todo el supermercado. Que alegría me da porque me ponía triste con tanta soledad mientras manejaba el pequeño carrito y me hundía profundamente en mis pensamientos.

Doy vuelta a la derecha con mi carrito para dirigirme al pasillo de abarrotes que se encontraba repleto de gente momentos antes de dirigirme a él, por lo que mejor decidí pasarme por los otros pasillos mientras el estrecho pasadizo se vaciaba.

Era lógico que en estos días todos los pasillos de abarrotes de todos los supermercados de la ciudad estuvieran llenos debido a las fiestas navideñas que se acercaban lentamente, específicamente trece días. Sin embargo, muchas personas realizaban las compras navideñas muchos días antes para poder encontrar lo que buscaban en grandes cantidades.

Mi familia estaba acostumbrada a comprar los ingredientes y los regalos días antes de la navidad para que pudiéramos encontrar los regalos que quisiéramos sin la necesidad de ir tienda tras tienda por la razón de que se han acabado, y de igual manera pasa con los ingredientes.

Se suponía que este año le tocaba a Camille comprar los ingredientes y todas esas cosas, pero se ha quedado despierta hasta las cuatro de la mañana viendo una saga completa de películas. Intenté despertarla a las siete de la mañana para recordarle que este año le tocaba a ella las compras; sin embargo, sólo me lanzó una almohada mientras abría la puerta de su habitación.

Así que ahora estoy tomando su lugar con una señora que no conozco siguiéndome por todo el supermercado. Bueno, de hecho en estos momentos la he perdido desde que entré al pasillo de abarrotes.

Y mientras veía como la multitud se peleaba por los pavos en el congelador, yo tomé el mío discretamente para evitar todos esos golpes por parte de todas las personas del alrededor.

Afortunadamente pasé desapercebida por todas aquellas personas sin recibir ni un sólo rasguño. Después de eso, me dirigí a los demás pasillos para poder comprar los regalos para la familia (aunque siempre solamente le compraba un regalo a Camille).

Posteriormente, traté de encontrar la caja con menos personas para poder finalizar las compras; sin embargo, absolutamente todas las cajas estaban conformadas de una fila de por lo menos doce personas, e incluso una más largas que otras.

Mierda. Tendré que esperar.

¿No les pasa que están en un lugar y no saben qué diablos hacer para matar el aburrimiento mientras esperas en alguna fila? Bueno, eso es lo que yo estaba sintiendo en ese momento, y estoy bastante segura de que las personas que están atrás mío sienten lo mismo que yo.

Dios, los dulces que están a un lado mío están tratando de comunicarse conmigo para que compre uno. Una barra de chocolate no afecta en nada, ¿cierto?

El Chico Del Piano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora