• Capítulo 13 • ☆

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Halifax, Canadá
10:32 AM
Actualidad (Universidad Dalhouise)

Diane Lassarre

—... tuvimos que irnos de la fiesta porque Roger nos los pidió. —comenta Lana.

Estábamos sentados en el césped del patio de la escuela. Lana me contaba el motivo por el que se fueron de la fiesta de Roger.

Realmente, no estaba prestando mucha atención ya que en cualquier momento podría aparecer Roger, y aún no estoy lista para poder enfrentarlo.

Andrew también estaba incómodo en nuestro ambiente. No me ha dirigido la palabra, ni siquiera una mirada. No entiendo porqué se siente culpable si el no tuvo nada que ver.

—En un momento vengo —comentó Andrew mientras se levantaba del césped.

No dude ni un segundo en ir detrás de él. Teníamos que hablar y lo haríamos ahora mismo.

—¡Andrew! —gritó para que pueda escucharme.

El se da media vuelta para mirarme y me detengo frente a él.

—¿Que pasa, Andrew? No se que pasa contigo. No me has dicho ninguna palabra desde que llegamos — reclamó.

Nuevamente, él no dice nada mientras mantiene su mirada baja.

—Hey, mírame —agarro su rostro con mis manos para que pueda mirarme. —No tienes la culpa de nada, ni siquiera de lo que me ocurrió esa noche.

—¡Mentira, Diane!, ¡Si tan solo no hubiera empezado esa maldita pelea, nada te hubiera pasado! —grita mientras aparta su rostro de mis manos.

—¡Tu no tuviste nada que ver, Andrew! —suspiro— Así que, por favor, ya no te culpes más.

Mantiene su miraba baja mientras pasaba sus dedos por su pelo ondulado.

Algunas personas nos miraban con confusión debido a nuestros gritos, murmuraban cuando pasaban a nuestro lado.

Andrew no le tomo importancia a su entorno.
Decidió voltear a mirarme con sus ojos rojos, al parecer estaba apunto de que unas lágrimas salieran de sus ojos.

—Lo siento, Diane. En estos momentos no puedo mirarte a los ojos —dice con su voz casi rompiéndose, y se da la vuelta para marcharse por la entrada del instituto.

Me quedo inmóvil sin saber que hacer por lo ocurrido.
Suspiro de frustración mientras camino a la entrada, pero al ver a la persona que está a sólo unos cuantos metros de mi, me detengo.

Era Roger.

Estaba parado entre la multitud, mirándome fijamente sin importale nada a su alrededor.

Aun no estoy lista para poder enfrentarlo, por lo que decido marcharme de ahí. Pero sin antes darle una mirada de lo siento a Roger.

Doy vuelta para caminar hacia atrás e irme del instituto lo antes posible.

Justo cuando iba a girar a la derecha, otra persona inesperada, aparece a sólo unos metros de mi.

Luca me miró y me regaló una gran sonrisa.

Estaba sorprendida. Nunca imagine que Luca fuera capaz de venir a la universidad.
Él se acercaba lentamente aún con su gran sonrisa.

Era un buen chico, pero no era la persona a quien quería ver en ese momento. Ni siquiera Roger.

Me di vuelta nuevamente para caminar al frente e irme. Le di la misma mirada que le di a Roger para que pudiera entenderme. Él se quedó mirando y su sonrisa se había desvanecido cuando vio que estaba huyendo de él.

Continúe mi camino mientras miraba al suelo y ordenaba cada suceso que había pasado en mi vida. La persona que quería que estuviera conmigo, nunca estaría frente a mí.

Pero al parecer estaba equivocada.

Parece ser que mi mente invocó a ese chico que tanto anhelaba por ver. Ese gran chico de ojos color avellana que tanto me encantaban, estaba frente a mi.

Morgan me miró y una sonrisa se formó en sus labios mientras caminaba lentamente a mi, igual como lo hacía Luca. Solo que esta vez había una diferencia.

Esta vez no me iría a ningún otro lugar, al contrario, correría a sus brazos.

Corrí tal y como mis pensamientos me lo indicaron. Su sonrisa me contagió y no pude evitar sonreír mientras corría a él.

Lo abrace como nunca he abrazado a alguien y él me correspondió de inmediato mientras hundía su rostro en mi cuello.

No sabia si Roger o Luca estaban observando, pero no me interesaba. En ese momento solo me interesaba Morgan.

—¿Que haces aquí? —pregunto con emocion mientras me separo de él.

—Creí que estaría bien salir un poco de mi ambiente —responde.

Sonrió ante su respuesta. Nunca creí que podría salir de esa habitación de un restaurante.

—Entonces, ¿tienes planes? —la curiosidad me invade y no puedo evitar preguntar.

—Por supuesto que tengo planes —dice con una gran sonrisa mientras pone sus manos en sus bolsillos de la chaqueta.

Me muestra el carro que tiene detrás de mí. Es un carro color blanco. No se mucho de carros por lo que me es difícil identificarlo.

Abre la puerta del copiloto para ofrecerme a sentarme en el. Yo sonrió por el gesto que hace y acepto sin dudarlo.

El se sienta en el asiento del conductor y enciende el auto para poder irnos.

—¿Vas a decirme a donde me llevas? —insisto.

El sonríe con una gran sonrisa que me muestra sus hermosos dientes blancos.

—A tu gran sueño —responde.

Y dicho eso, enciende el auto para ponerlo en marcha.

A mitad de camino, él pone una canción, pero no es cualquier canción, es mi favorita: Saving Grace de Kodaline.

Esta canción es mi favorita debido a que tiene un gran significado para mi.

La pone en casi todo el volumen mientras baja el vidrio de las ventanas.

Sabía lo que estaba haciendo. Es uno de mis grandes sueños. No sé qué como lo supo pero eso no importaba, lo que importaba es que lo estaba cumpliendo.

Mi sueño era ir en auto con las personas correctas, teniendo las ventanas abiertas mientras escuchamos nuestra canción favorita. Ver las estrellas en un lugar libre, lleno de césped donde nadie nos critique. Caminar solos sin preocuparnos mientras esperamos el amanecer.

Morgan estaba cumpliendo mi sueño.

Mi sueño sería cumplido tal y como lo imagine, con la persona correcta.

El Chico Del Piano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora