• Capítulo 11 • ☆

74 7 0
                                    

Halifax, Canadá
10:12 AM
Actualidad (Casa de Roger)

Diane Lassarre

Abrí mis ojos y observé que estaba en una habitación. Ya conocía esta habitación, era irreconocible desde la última vez.

Vi a Roger dormido en una silla que estaba frente a mi. Su cabeza estaba recargada en el respaldo de la silla.

Me levanté cuidadosamente de la cama sin hacer ruido. Me dirigí al baño con mucho cuidado de no despertar a Roger.

Entré y no pude evitar ver mi reflejo en el espejo. Mis brazos tenían cicatrices de la noche anterior, al igual que las piernas.

Lave mis heridas con un poco agua, y las sequé con una toalla.

Al terminar, salí del cuarto de baño y me encontré con Roger recogiendo su cama.

—Espero que hayas dormido bien —dice Roger con una sonrisa.

—Si, estuvo bien —contesté.

Ayude a recoger un poco la habitación de Roger. Acomodé las almohadas decorativas, etc.

—Tengo que recoger haya abajo. Es un desastre total —ríe.

—¿Puedo ayudarte? Es lo mínimo que puedo hacer por todo lo que has hecho por mi.

Roger se detuvo frente a mi y sostuvo mi cabeza mientras dejaba un suave y tierno beso sobre ella.

—Te dejaré ayudarme solo si te quedas este día conmigo —propone.

Levantó una ceja preguntándome si realmente debería quedarme con él.

—¿Porque debería quedarme? —propongo.

—Aun no estas completamente curada, creo que sería mejor que te quedaras hasta que te recuperarás.

Dudó un poco sobre quedarme o no. Realmente si me quedaba, tendría algunos problemas. Decidí por quedarme ya que mis padres nunca están en casa y no sé darían cuenta de mi ausencia.

—Bien, me quedaré.

El sonríe y aparta sus manos de mi cabeza para ir a la puerta.

Voy detrás de él mientras bajamos las escaleras para encontrarnos con el gran desastre de la noche anterior.

Incluso, observó que hay algunas manchas de sangre en el suelo, supongo que son de Andrew y del otro chico.

—Esto es solo el comienzo, la cocina también es un desastre.

—Si quieres yo limpio aquí y tu te encargas de la cocina —propongo con una sonrisa.

—Me parece bien. Traeré los productos de limpieza. —dice mientras se aleja por un pasillo.

Comienzo a recoger algunos vasos desechables que están por todos lados para tirarlos en la bolsa de basura.

Roger regreso de inmediato con los productos de limpieza en sus manos.

—Aquí tienes. —

—Gracias —agradezco.

Primero comienzo con lo anterior y trato de poner todos los vasos desechables en la bolsa de basura que tenia en mis manos.

Afortunadamente, acabo de inmediato con los vasos y pongo la bolsa a un lado para poder proceder a limpiar el piso.

 
©®©

La mañana pasa muy rápido con todo el tema de limpieza. Roger y yo terminamos al mismo tiempo.
Nos dejamos caer en el sofá mientras solo escuchamos nuestras respiraciones.

—¿Te apetece algo de comer? —propone.

—Si, estaría bien. Muero de hambre —río.

Se levanta de su asiento para agarrar el teléfono y marcar un número de comida rápida.

Solo escucho como pide su orden y cuelga para volver a sentarse a un lado de mi.

—La comida vendrá pronto —

—¡Genial! —respondo con alegría.

Él se gira para mirarme y quedar cara a cara.

—Andrew me pidió que te dijera que lo siente. Esta muy apenado por su conducta de ayer. —

Andrew no tuvo la culpa de nada, por lo que ahora me doy cuenta de que el no tuvo nada que ver con mi accidente de ayer.

—Él no tiene la culpa de nada—sonrió.

—Intente decírselo pero —hace una pausa —Creo que sería mejor que tu se lo dijeras.

Me puse a pensar un poco, y él tenía razón, debía hablar con Andrew para que este tranquilo con todo este tema.

Los minutos pasaron rápido ya que el timbre de la casa sonó para dar a entender que la comida ha llegado.

©®©

La tarde pasó demasiado rápido. Roger y yo nos encontrábamos en la misma habitación que aquella noche, la misma en la que teníamos la hermosa vista a Halifax.

Estábamos sentados en el sofá, frente a la gran ventana que reflejaba la ciudad de Halifax.

El teléfono de Roger no paraba de sonar. Era algo raro que no le diera importancia que a cada segundo llegara una notificación ya que supongo que es un chico ocupado.

—¿Tenías planes para hoy? —pregunto.

—Había organizado una fiesta en un club, pero mis amigos se están ocupando de que todo salga bien. —responde.

Su respuesta me hizo dudar un poco. ¿Tenía planes para hoy y se ha quedado conmigo?

—¿Tenías planes para hoy, y te has quedado conmigo? —pienso en voz alta.

El me sonríe con una sonrisa humilde y se acerca un poco a mi.

—Tu eres más importante.

Miraba mis labios mientras se acercaba cada vez más.

Pero eso no sucedió. Se levantó de su lugar para hacer lo mismo que la noche anterior. Poner un poco de música y ofrecerme su mano.

Yo sin dudarlo, agarro su mano que me lleva al centro del lugar, exactamente el mismo lugar donde bailamos anteriormente.

No pude evitar seguir el ritmo de la música mientras me acurrucaba en su pecho. El descansó su cabeza sobre la mía mientras rodeaba mi cintura con sus brazos.

El ritmo de la música era cada vez más despacio, por lo que nuestros movimientos eran despacios.

Alejé mi cabeza de su pecho para mirarlo fijamente a los ojos. El me miraba con esos ojos grises que reflejaban el mismo brillo.

Miraba mis labios, y yo los suyos. Sabíamos que era lo que queríamos.

Su rostro se fue acercando al mío lentamente. Esta vez, no había nada que podría detenerlo.

Y en un abrir y cerrar de ojos, sentí sus labios sobre los míos.
El beso era suave y tierno a la vez, ambos seguíamos el ritmo de nuestras bocas.
Mi mano paso de estar sobre su cuello, a estar sobre su mejilla para profundizar el beso.

El beso duró unos cuantos segundos, hasta que ambos nos quedamos sin aire y tuvimos que separarnos.

Puso su frente sobre la mía mientras ambos teníamos los ojos cerrados y seguíamos bailando al ritmo de la música.

Y así fue como bailamos al ritmo de la música, mientras a un lado de nosotros teníamos una gran vista a la ciudad de Halifax.

El Chico Del Piano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora