El Chico Del Piano ©

• Capítulo 24 •

Halifax, Canadá

8:23 AM

ACTUALIDAD

Morgan Cobb

Era diciembre, el primer diciembre que pasaría junto a Chloe. Los años anteriores me quedaba en el restaurante debido a que no tenia a donde ir como los demás comensales y los demás empleados. Ellos iban al restaurante a hacer su trabajo, y después de unas horas se retiraban rumbo a casa. Sin embargo, la época navideña era el periodo donde teníamos demasiados comensales, ya que venían a cenar el especial navideño que cocinaba nuestro chef, Mark.

Mark era mi amigo. Lo conocí una noche cuando estaba husmeando en el almacén, y al principio se sorprendió mucho, pero después parece que le caí bien porque cada día pasaba a mi habitación a traerme una fruta que le había sobrado en la receta.

Aunque yo sabia que no era así.

Sin embargo, el mes de diciembre siempre me traía buenas vibras que invadían todo mi cuerpo por el simple hecho de observar la nieve caer frente a mi ventana. La nieve blanda y perfumada que cubría las calles de Halifax, era la razón de mi buen humor en esa época.

No sabía con exactitud la razón del por qué me gustaba tanto la nieve, ya que en mi cabeza persistían dos razones: la primera era porque me gustaba debido a que jugué con mi mamá bajo la nieve cuando tenia 5 años; o la segunda, que era porque nací un día mientras la nieve caía.

Supongo que era una combinación de ambas.

Sabía que la nieve estaba cayendo cuando Chloe azotó la puerta de mi habitación y empezó a gritar como loca: "¡Esta cayendo nieve! ¡Tienes que verlo!". Tuve que levantarme un poco atareado, pero logré verla. Logré verla a través del gran ventanal que apuntaba al puente de Halifax, que también estaba cubierto de nieve.

La misma nieve perfumada que perfumaba mis fosas nasales cada mes de diciembre, ha empezado a caer, nuevamente.

-A que mola, ¿verdad? -comenta Chloe a mis espaldas.

-Es increíble -murmuro.

-Aunque sea cierra la boca porque se te esta saliendo la saliva.

Le dedico una mirada asesina mientras me rio.

Se posa a un lado mío y me ofrece una taza de café que preparaba en la cocina momentos antes.

-Gracias -sonrío a la vez que doy un leve sorbo-. ¿Hoy no vas al trabajo?

-No, claro que debo ir, todavía no son mis vacaciones -niega.

-Entonces, ¿Qué haces aquí en pijama?

-El jefe se atascó en la nieve, así que llegará tarde y, por lo tanto, yo también tengo el derecho de llegar tarde -sorbe.

No puedo evitar imaginarme al jefe atascado en la nieve con su auto en pleno camino junto con la radio encendida escuchando Snowman debido al escenario que crea en su mente mientras conduce.

Además, le encanta poner canciones de navidad en esta época.

El último año lo encontré escuchando en su auto a todo volumen Mi burrito sabanero junto con una coreografía que él mismo inventó en ese instante. Fue al restaurante debido a que se habían presentado unos cuantos problemas con un comensal que gritaba que quería hablar con el gerente, pero el director se encontraba cerca y no se molestó en venir para tratar con este problema.

Al dar con concluido ese problema, se marchó rumbo a su auto y fue cuando lo encontré en ese estado mientras tiraba la basura. Se avergonzó demasiado hasta tal punto de tener el rostro de un color rojo por vergüenza.