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Podría decir que una gran carga en los hombros de Mía se deshizo cuando Walter la llamó pidiendo que se reunieran.
Para aquellos momentos ella ya pensaba que el se encontraba en el hospital con su cancer aún más extendido, o bajo tierra, uno nunca sabe cómo la vida funciona.
— Pensé que había, ya sabe...— Mía se detuvo antes de decir la última palabra.— Muerto.
— Fuimos a revisar los obituarios.— Jesse confesó.
— No he tenido suerte.
Los tres se encontraban en un restaurante, muy pocas personas a su alrededor por lo que era perfecto para la conversación que aquel trío tendría.
— ¿y cómo está ahora?— Mía preguntó mientras tomaba su café.— Sigue... tosiendo sangre y dando discursos, diciendo; "nadie me quiere, voy a morir solo".
— ¿Cual es el resultado?— Jesse pregunto.
— El resultado. El restando es que tengo neumonitis por la radiación.
— Caray.— Jesse suspiro mientras bajaba la cabeza y miraba a su plato.
Mía se quedó esperando si aquello era bueno o malo. Era buena para la química, pero la medicina era algo que no estaba interesada.
— De hecho, no es tan malo como parece. Es bastante común y tiene un tratamiento sencillo. De hecho... tengo buenas noticias.
— ¿Como que buenas noticias?. ¿Se refiere a lo que estoy pensando?.
Mía se quedó callada la mayoría del tiempo esperando una respuesta clara de Walter.
— ¿el tumor está desapareciendo?.
Walter asintió ligeramente con la cabeza.— así es, pero eso no significa que esté curado. Aún tengo cancer. Pero el rumor se ha reducción considerablemente.
— ¿Que tan considerable?— Mia pregunto rompiendo su silencio.
— Ochenta por ciento.
— Hombre. No puede ser.
— Eso es más que buenas noticias, Sr. White.— Mía le felicitó.
— todavía no estoy fuera de peligro ni mucho menos... Pero "opciones" es la palabra que más utilizan.
Mía sonrió de felicidad al ver que Walter se encontraba bien. Había pasado varias noches de inquietud al no saber que había pasado con el.
— Mi tía nunca... cuando llego a su fase... ni siquiera pensé que eso pudiera pasar.
Los tres se quedaron callados por unos segundos.
— ¡Señor White, le pateo el trasero!— Jesse hablo en voz alta. Pero Walter trato de callarlo.— No. debe de estar muy feliz.
