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Los tres ahora se encontraban en un sillón dentro de la casa de Tuco

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Los tres ahora se encontraban en un sillón dentro de la casa de Tuco. Un hombre en silla de ruedas se encontraba frente a ellos mirando una película en español.

Tuco se adentró a la casa. Dejo su arma colgada y se acercó a ellos. Les dejó un galón de agua sobre la mesa que Walter y Jesse se apresuraron a tomar.

— Vacíen sus bolsillos. — Ordenó.

Los tres se levantaron de su asiento y comenzaron a vaciarlos. Jesse y Walter sacaron sus carteas y llaves. Mía solo saco su licencia de conducir y 20 dólares. Walter por último sacó la pequeña bolsa de metanfetamina.

— Creí que te llamabas Heisenberg— Tuco dijo mientras miraba su licencia de conducir. — "Walter Hartwell White".

— Heisenberg es un pseudónimo.— Tuco lo observó.— Un alias de trabajo.

— Si.— Tuco exclamó sacando las fotografías de su billetera.— me gusta hacer negocios con un hombre de familia.— Tuco le mostró la fotografía de los tres. — Así siempre hay garantías.

Tuco ahora tomó la billetera de Jesse. La abrió y la volteó, de esta no cayó nada haciendo reír a Tuco. De uno de los bolsillos sacó un condón. — ¿para la muchachita?— Tuco le lanzó en condón a Mia. Que ni siquiera dudo en no tomarlo.

Por último Tuco tomó la identificación de Mia.— 21– Dijo su edad.— Mía Sutton.— leyó el nombre.— ¿A caso conoces a Thomas?.

— Es mi hermano.

— Va a ser una pena.— Tuco fingió falsa tristeza. El se puso de pie y se acercó a Walter. Lo tomó por el cuello asustándolos a todos. Tuco lo miro a los ojos por varios segundos antes de hablar.— Contéstame una cosa. — ¿Puedo confiar en ti?.

— Si. Si, desde luego.

Tuco junto sus frentes antes de lanzarlo al sillón. — Siéntate.

Mía y Jesse copiaron su acción. Los tres tomaron sus cosas y las guardaron nuevamente en sus bolsillos. — La brigada anti droga... me hizo esta mañana una redada. Hay unos cien policías buscándome. No habrán hablando, ¿verdad?.

— No.— Walter respondió por los tres. Mía y Jesse negaron con la cabeza cuando Tuco puso sus ojos en ellos.

— Se llevaron a todos mis hombres, del primero al último. A todos menos a Gonzo, ¿que raro, no?... ¿No les parece raro?— Tuco camino hasta la puerta.

— Es raro, si... Inusual.

— Inusual.— Tuco repitió las palabras de Walter.— Hace dos días que no consigo hablar con Gonzo por teléfono. — Los tres se miraron entre sí.— Esta algo molesto por lo qué pasó con No-Doze. Explícamelo.— Tuco le dijo a Walter. — ¿que culpa yendo go de que ese idiota no supiera comportarse?... Sabía que pasaría esto, veo el futuro, ¿si?. Es un don que tengo dentro de la cabeza. — Los tres mantenían sus ojos en Tuco, la forma en que se expresaba y se movía sólo los aterraba aún más.— Anoche supe que la policía vendría por mi. Gonzo. ¡Fue a hablar con la policía! ¡El hijo de puta rastrero!— Tuco grito. — ¡Confiaba en el como un hermano! ¡Me porte bien con el! ¡Me porte bien!.

Tuco camino hasta la cocina mientras gritaba. Tomó uno de los cuchillos que se encontraban ahí y giró para verlos.

— ¡Si veo a Gonzo, lo destriparé, lo despellejaré... — Tuco comenzó a apuñalar la mesa.— Me haré una buena maleta de piel... y cada golpe que me de será una lección para mi! — Tuco dejó el cuchillo clavado e inmutó los movimientos de una pelea.— ¡Nunca te fíes de la gente que quieres!.— Tuco se sentó en uno de los extremos de la silla quedando un poco más cerca de ellos.

— Entonces, ¿tienes pensado matar a Gonzo cuando lo agarres?— Jesse pregunto.

— ¿Que?.

— Lo que quieres decir, Tuco... estás diciendo que Gonzo... ahora trabaja para la policía. ¿Es lo que crees?— Walter no dejo que Jesse continuará. Tuco asintió en respuesta.— Siento mucho escuchar eso. Es decepcionante.

— Si, yo también lo mataría.

— Cállate.— Tuco le ordenó a Jesse. — están ahí fuera, buscándome. Tienen helicópteros,agentes infiltrados. Necesito colocarme... necesito ponerme hasta arriba.

Tuco tomó la bolsa de cristal sobre la mesa, abrió el empaque y olió su contenido, cuando el olor llegó a su nariz soltó un quejido.— ¿Que le pasa a esto? Huele a mierda.

— No, es... es la bomba.— Jesse hablo.— En serio.

Tuco se levantó de su asiento y sacudió la bolsa entre sus manos.— entonces, anoche me puse a pensar. Y se me ocurrió una gran idea: Mexico.

— ¿Mexico?— Mia pregunto.

— Desapareceremos en la jungla.— Tuco rio.— Montaremos un súper laboratorio. Estaremos cocinando día y noche. Allí no nos molestarán los federales por que tengo a mi gente. Contactos.

Mia imagino terrorífica aquella idea. ¿Dejar a Hannah sola? Ni de chiste.

— Vamos a ganar beaucoup dinero, Heisenberg, ¿que dices?.

— Tuco, yo... tengo una esposa, y tengo familia.

— ¿y que? Ya encontrarás otra.

— No quiero que lo tomes a mal, pero no puedo... borrar mi vida así como así.

— Si, viejo. Ni yo tampoco.— Jesse agregó.

— ¿Quien hablaba contigo?— Tuco se acercó a el.— Me necesitas viejo, por que yo he cocinado el cristal que tienes ahí.

Tuco observó la bolsa en sus manos.

— Si, y te voy a decir una cosa. Nunca has probado una cosa igual. Apeste o no apeste... un tiro y volarás durante días.

Tuco chupo su dedo pulgar y lo sumergió en el cristal tomando unos cuantos.

— Es un nuevo producto en el que hemos estado trabajando.— Jesse explicó.— pero ten cuidado cuando la pruebes. Cuando te entra, te sube directamente al cielo. Tiene un ingrediente secreto.

Tuco estuvo por probarlo pero de detuvo.— ¿que ingrediente secreto?.

— Polvo de chile.

Tuco limpio su dedo en el pantalón y lanzó la bolsa.— Odio el chile en polvo. — Tuco saco una bolsa igual a la anterior.— Está magia azul, esto es mágico. Tu sigue cocinando esto, Heisenberg.

Tuco aplasto el cristal y lo junto con su cuchillo.— Con esto, vamos a cambiar la historia. — Tuco inhalo el polvo y comenzó a gritar.— Muy bien. Hora de quitarte la mugre que te estorba.— Tuco cargó su arma y se acercó a Jesse.

— No, no, no. No, lo necesito, Tuco.— Walter le detuvo. Mía se había levantado del sillón y se había colocado detrás de Walter pero frente de Jesse. — lo necesito de verdad. Es mi socio. Y si el no va, nosotros no vamos.

— Escucha. Mis primos vienen para acá... para pasarnos a la frontera, llegaran al atardecer... y ustedes se subirán en la camioneta, ¡o tendré que liquidarlos!. Y tu... espero que haya sitio para ti en la furgoneta.— Tuco guardo su arma y se alejó.

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Sober || Breaking BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora