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Mía se encontraba sentada junto con Walter fuera del Rv

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Mía se encontraba sentada junto con Walter fuera del Rv. Los dos admiraban la vista que el desierto les proporcionaba. Ellos estaban ahí desde hace media hora, los dos se vieron en un punto medio antes de que llegar hasta su lugar usual donde cocinaban. El sonido del auto de Jesse hizo que los dos giraran a observarlo.

— Debíamos empezar a las tres.— Walter le regaño.

— Estoy vendiendo bastante tranquilo, tranquilo.— Jesse respondió mientras se acercaba ellos.— Tomen, un celular prepago. Úsenlo. — el les extendió unos empaques de plástico donde contenían unos teléfonos.

— Estoy bien con mi teléfono, gracias.— Mía trato de devolvérselo.

— El dinero.— Walter les pidió a ambos. Mía tomó su mochila y estaba a punto de sacar su parte cuando Jesse lo había hecho.

Jesse saco de su bolsillo su fajo enredado en una liga. Mía se había tomado el tiempo de desinfectar y lavar todos los billetes, por lo que rodó los ojos cuando vio la manera en que Jesse entregaba su parte. Walter lo observó fijamente haciendo que Jesse sacara otro fajo de su bolsillo.

— ¿Cuanto es esto?.

— 30 de los grandes.— Respondió orgulloso.

Mía y Walter se miraron entre sí con el ceño fruncido.

— ¿Eso es todo? ¿30 000 dólares?— Preguntó Walter con confusión.

— No, son 3000, y tú parte son 1000– El le quito uno de los fajos y el otro lo dividió entre Mía y el.— Menos 25 dólares del teléfono.

— ¿Cuanta mentanfetamina vendiste?— Mía pregunto.

— Casi 28 gramos.

Mía soltó un suspiro mientras negaba con la cabeza y recargaba su mano en el Rv.

— Hasta donde yo se... medio kilo tiene 500 gramos, ¿y el resto? ¿Te lo fumaste?.— Walter le pregunto acercándose a él.

— Pasé toda la noche en la calle vendiendo eso— respondió enojado. — ¿Crees que es fácil vender medio kilo de a una gramo?.

— ¿Por que vendes tan poco?— Walter pregunto una ves más. — ¿por que no vendes medio kilo de una vez?.

— ¿A quien? ¿acaso soy cortada? ¿Quien crees que soy... Pablo Escobar?.

— Yo lo hice... idiota— Mía lanzó la bolsa de dinero al suelo.

— Esto es inaceptable. Estoy violando la ley. Esto es muy poco para el riesgo. Creí que la que vendería poco era Mía.

— ¡Hey!— Mía se quejó por detrás de ellos.

— Sabrás mucho de química... pero no sabes de vender drogas. — Jesse le respondió ignorando a Mía.

— No, pero se cuando no hay motivación. Debes de tener mas imaginación. Piensa en otras cosas. Tenemos que mover el producto en grande. ¿Como hacemos eso?.

Walter preguntó observando a ambos.

— ¿Ahora si me escuchas?— Mía pregunto con enojo mientras se dejaba caer en una de las sillas.

— ¿Te refieres a un distribuidor?.

— así, eso es lo que necesitamos.— Walter le dio la razón a Jesse.— ... un distribuidor. ¿Conoces a alguno?.

— Conocía a uno hasta que lo mataste. 

Todos se quedaron callados por varios segundos. Mía tenía la vista clavaba hacia el frente. Frunció el ceño mientras negaba con la cabeza. Tenía algo en mente, pero no sabía si era buena idea.

— Conozco a alguien.— Mía habló haciendo que los dos lo mirasen.— El... mi hermano y el eran amigos, hasta que... bueno... ya saben.

— Su nombre es Tuco. Después de que...— Mia tomó una pausa.— El amigo de Jesse... desapareciera, el ahora está en un lugar más alto, pero...

— Un tipo malo por lo que se.— Jesse continuo. Mía asintió dándole la razón.

— Tuco. Vayan a hablar con Tuco.— Walter les dijo.

— Si, claro, y le dijo: "Hola, no me conoces pero, ¿quieres vender mucha metanfetamina?".

— Mía lo conoce.

— Dije que mi hermano.— Mía recalcó la palabra "hermano.— Además, nosotros no somos como el.

— ¿a que te refieres que no somos como el?— pregunto aún más irritado Walter.

— Tu no entiendes. Ese tipo es un gánster— Jesse respondió por Mia.— No puedes hacer negocios... con un tipo así nada más. Es arriesgado, alguien tiene que avalarte.

— ¿Quien te presento a Krazy-8?— Walter le interrumpió.

— Emilio— Jesse hizo mención de su otro amigo muerto— y fue porque lo conozco desde tercer grado. Pero no podemos hablar con el, porque tú...

En ese momento Mia se siento como una basura. El y Jesse eran amigos, y ella había sido cómplice y partícipe de aquel acto tan cruel.

— Está bien, está bien.— Walter le hizo callar.

— Mire, señor White, es muy arriesgado. Estamos ganando dinero. ¿Por que no se contenta... con lo que tenemos?.

—¡Por favor!— Walter grito— ¿no tienes pelotas?. — y estas fueron las últimas palabras antes de que el se metiera al Rv.

Los dos se quedaron en silencio hasta que Mía se levantó de la silla y se acercó a él.

— Hey— Le llamó— ¿quieres hablar sobre lo de...

— Estoy bien.

— Solo... cualquier cosa que necesites, estaré aquí para ti.— Mía apretó el hombro de Jesse antes de subir al Rv.

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Sober || Breaking BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora