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—Nos lo ganamos.— Jesse y Mía observaron a Walter que se mantenía acostado en el catre junto a ellos mirando hacia el techo del Rv.
— ¿Que?— Mia pregunto.
— Me lo gane yo solito.— Repitió.— me lo merezco.
— oiga, no diga eso.— Jesse lo detuvo.— para empezar, todo lo que ha hecho lo ha hecho por su familia. ¿Verdad?.
— Lo único que he conseguido... es preocuparlos y decepcionarlos... y mentir. Dios. Cuantas mentiras. No puedo ni... yo no llevo ni la cuenta de todas mis mentiras.
— ¿sabe que? Al carajo— Jesse se levantó del catre moviendo a Mía que descansa en su pecho.— me voy caminando. Ustedes quédense si quieren. — habló desesperado.— ¿y mi otro zapato?.
— Jesse, Jesse.— Mía lo llamó en apenas un susurro. Su garganta estaba seca y podía sentir la deshidratación en su lengua.— Tu cuerpo... va teniendo ya muy pocos electrólitos. Sodio, potasio, calcio. Y cuando se acaban.— Mia tomo una pausa.— el cerebro deja de comunicarse con los músculos.
— Los pulmones dejan de respirar, el corazón deja de bombear.— Walter le ayudó a terminar ya que ella parecía no poder seguir con las oraciones.— si te vas caminando estarás muerdo dentro de una hora.
Jesse se levantó furioso de su asiento asustando a Mía.— Bien, tiene que dejar de lamentarse por todo esto... y pensar en algo científico...
— Algo... algo científico, si.— Walter rio.
— ¿que? Vamos, hombre. Ustedes son inteligentes, ¿si?. Hizo veneno con frijoles. Miren, tenemos... tenemos un laboratorio a nuestra disposición, ¿si?, ¿por que no usa estos productos... para fabricar un combustible? Así podemos hacer señales de bengala. O podría fabricar un robot para ayudarnos... o un dispositivo de búsqueda.
Mía negó con la cabeza mientras mantenía sus ojos cerrados.
— O fabricar una batería nueva... o no, espere. ¿Por que no tomamos piezas de la caravana... para trasformarla en algo diferente?.
Walter y Mía abrieron los ojos y se miraron entre sí.
— -Por ejemplo... podemos hacer un buggy. Y con el buggy podemos movernos por las dunas y...— Jesse se detuvo al ver que Mía y Walter se levantaban de sus lugares.— ¿que? Oiga, ¿que pasa?.
— ¿Tienes dinero?— Walter pregunto. — Suelto. Monedas.
— Si, tengo un montón de...
— Bien.— Walter le interrumpió. — ajúntalas.— arandelas, tuercas, tornillos... todo el mental que encuentres que este galvanizado. Tiene que ser galvanizado o ser zinc sólido.
— Zinc sólido, bien.— Jesse repitió.
Mía escucho la conversación mientras aún luchaba por mantener el equilibrio. Horas sin consumir agua comenzaban a afectarle, sentía su piel caliente y por momento su vista comenzaba a dar vueltas.
