— ¿DONDE ESTA MI DINERO PERRA?. NO VOLVERÉ A PREGUNTARTE— Los gritos de Jesse se escavaban desde la habitación donde Mía y el infante se encontraban.
— El solo esta jugando.— Mia trato de convencerlo mientras peinaba ligeramente el cabello del pequeño.
— ¿entiendes? Quiero mi dinero y mi droga. . ¡Vamos!— Un golpe se escuchó al otro lado de la habitación.
Mia sonrió ligeramente cuando el niño ladeó su cabeza y la observó con más atención. Los gritos de Jesse no se detenían, haciendo que Mia se preocupara más por pasar otro minuto más ahí que por el regaño que Walter podría darles si no regresaban con el dinero.
Paso las manos por su rostro después de darle una vuelta a la habitación donde se encontraban. Cerró los ojos unos momentos tratando de mantener en orden sus pensamientos. Sin que Mía pudiera darse cuenta el niño se levantó y salió de la habitación.
Mia corrió hasta el, pero fue demasiado tarde porque el niño camino hasta los brazos de su madre que lo llamaba con dulces palabras, cosa que Mía sabía que podría ser la primera vez que aquella mujer llenaba con cariño a su hijo.
Jesse observó a Mia, ella simplemente alzo los hombros en señal de que no sabía de igual manera que hacer. Ahora los dos adultos tenían a su hijo como un escudo sabiendo que ni Mía ni Jesse se atreverían a hacer algo delante del infante.
— Muy bien.— Jesse se dio por vencido.— ustedes dos no van a volver a drogarse. Esa es mi nueva misión de vida. Ni una aguja, ni una bola... ni un toque más hasta que tenga lo que es mío.
— Si, podemos devolvértelo.— El hombre con marcas en su rostro le respondió.— Resulta que tenemos el dinero, más intereses.
— claro, más intereses. ¿Donde?.
— En el jardín.— Mia y Jesse se miraron entre sí.— Te lo juro, hombre. En el jardín. Ve a verlo.
Jesse jalo el brazo del hombre llevándolo hasta el jardín.
Las dos mujeres y el niño se quedaron en la sala de estar. Mia miro con asco a la mujer que mantenía su rostro unido con el de su hijos.
— Tu padre y yo estamos jugando, ¿de acuerdo?— Jesse se dirigió al menor.— y tu.— apunto a la madre.— No te muevas.
— Debe de ser muy fácil juzgarme.— la mujer hablo por las miradas de desprecio hacia ella.— Solía ser como tú, hermosa y con un novio como el tuyo. Y mira donde termine.
Los dientes de Mia comenzaron a apretarse por la rabia que sentía en aquellos momentos.
— podrás pensar todo lo que quieras de mi.— La mujer rio.— Pero tu y yo no somos diferentes.
— Tu no sabes nada de mi.
— ¿Hace falta?.
.........
Mia se mantenía sentada en el suelo, en el lugar con menos basura que pudo encontrar. Rodó los ojos y negó con la cabeza al ver al hombre tratar de abrir el cajero automático, que afortunadamente no era su banco.
La pareja de esposos comenzaron a pelear debido a un apodo que su esposa no quedó halagada, el hombre seguía repitiendo lo "zorra"'que la mujer era ganándose el enojo de esta.
Jesse los separo y a ella la regreso al sillón mientras que a él lo encaraba. Mía frunció el ceño cuando el pequeño infante no se encontraba a su alrededor.
— ¿Donde está El Niño?— Mia le pregunto a la mujer que se encontraba acostada en el sillón.
— Yo que voy a saber.
Mia y Jesse comenzaron a buscarlo encontrándolo dormido en una de las habitaciones. Mia se puso de cuclillas acercándose a él, apretó ligeramente su brazo para confirmar si estaba dormido, cuando pequeño no despertó ella cubrió su cuerpo con la manta que se enconaba a su lado.
Jesse salió de la habitación y regreso a la sala de estar.— ¿Que clase de madre eres?— Mia escucho como Jesse encaro a la mujer. — ¿por que no le das de comer algo decente al Niño?. Báñalo, ponle talco para bebé. Cómprale una tele decente, ¿que es esa mierda?. ¿Es en serio?.
Mia tomó asiento junto al pequeño. El despertó y gateó hasta el recostándose en su regazo. Mia aguanto las lágrimas en aquel momento y comenzó a acariciar su cabello.
—————-
Mia rasco su cuero cabelludo con desesperación. La noche había caído y ellos seguían en el mismo lugar sin dinero.
Se encontraba recargada en una de las vigas del lugar cuando escucharon la puerta abrirse y los pequeños pasos sobre la madera.
El Niño pelirrojo tomó la mano de Mia y camino hasta donde Jesse se encontraba. Jalo su mano pidiendo que se agachara a su altura, los tres se encontraban juntos.
Mia sonrió cuando el pequeño cubrió sus ojos pidiendo a Jesse que jugarán una vez más. Sus manos fueron hasta su cabello acariciando su cabeza, Mía repetía aquella acción porque al infante parecía gustarle demasiado.
El juego termino cuando la mujer golpeó a Jesse en la cabeza, cuando Mia estaba apunto de hacer algo al respecto sintió unas manos en su cuello que comenzaron a apretarse hasta que el aire en sus pulmones comenzó a escasear haciendo que ella perdiera el conocimiento.
Holaaaaaa, ¿que les pareció?
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Sober || Breaking Bad
FanfictionCuando una chica decide vender metanfetamina estado un año sobria.