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Mia toco la puerta de la casa de si madre. Con bolsas en sus manos repletas de juguetes repletas en sus manos y una sonrisa en su rostro. La puerta se abrió dejando ver a su madre y a su pequeña sobrina detrás de ella.

La pequeña grito al ver a su tía y aquella cantidad de juguetes. Mía sonrió y le extendió todas las bolsas, la pequeña corrió hasta ellos y se adentró hasta la sala para comenzar a buscar entre cada una de ellas.

Su madre la observó con confusión observando la cantidad de ropa y prendas.— ¿De donde sacaste todo eso?.

— Conseguí un nuevo empleo— Mia se adentró a la casa y situó a su pequeña sobrina mientras abría todos los juguetes y regalos.

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Mia sonreía al ver a su sobrina jugar con sus nuevas muñecas y su nuevo conjunto de pijama. Ella cepillaba su cabello mientras que la pequeña infante observaba la televisión.

— ¿Te gustan tus nuevos juguetes, Hannah?— Pregunto Mia mientras terminaba de trenzar el cabello de su sobrina. La pequeña niña asintió aún entretenida en su mundo de princesas. — Si todo va como lo planeado, pronto nos iremos de aquí.

— ¿Y podré ser una princesa?— Pregunto La Niña poniéndose de pie y comenzando a saltar.

— Bueno... técnicamente no, por que viviremos en una casa pero, puedes ser la princesa de la casa.

Hannah asintió con felicidad comenzó a brincar por todos los lugares de la casa.

— Es tiempo de que te vayas.— Su madre salió de la cocina. Su vista era seria y demandante. Mía solo pudo asentir y comenzó a tomar sus cosas.

— Nos vemos pronto.— Mia se agacho a su altura y beso su cabeza.

Mia clavo la vista en su madre. Ella la observaba en la espera de que ella se retirara. Mía se puso de pie y con un suspiro salió de la vivienda.

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Unos golpes en la puerta de la casa Mia fue lo que la distrajo de su tarea de preparar una comida decente. Si, solía trabajaba en una cafetería pero nunca fue buena para la cocina, es por eso que ella era mesera.

— !Voy¡— Mía limpio sus manos antes de correr hasta la puerta.

Su sorpresa fue ver a Jesse frente a ella. Cruza sus brazos sobre su pecho al ver la mirada de pena que aquel chico tenía.— ¿Buscabas algo?.

Jesse saco un gran fajo de billetes de sus bolsillos.— Tú parte.— Mía tomó los billetes en su mano comenzando a contar.— Cuatro mil. Tu parte. Adivina que, no me la fume toda, sorpresa.

Mia mordió su labio por dentro ya que ahora era ella la que tenía la mirada pena. — Algo... se esta quemando.— Jesse apunto detrás de ella.

— Mierda— Mia maldijo dejando todo el dinero en su mesa de centro corriendo hasta cocina. Apago las hornillas y con una cara de disgusto observó lo que se encontraba en el sartén.

— ¿Vas a comer eso?.

— Claro que no.— Mía cubrió su mano con un trapo de cocina y colocó el sartén en el fregadero.

Los dos observaron la comida con disgusto. — Eso no se ve bien.

— ¿En serio?— Mia rodó los ojos mientras caminaba hasta la sala. Se dejó caer en el sillón. — tu ojos se ve mejor.

— Gracias— Jesse asintió con la cabeza.

— Lo lamentó— Mia se disculpo. En sus labios se había formado una mueca.— Por el golpe... y todo lo demás.

— No hay problema.— Jesse recargo su mano en la silla del comedor de de Mía.— Yo lo lamento por empujarte...

— Oh, no hay problema— Mia rio mientras negaba con la cabeza.

Los dos se quedaron en silencio mientras observaban al suelo. Mía observó a su alrededor en busca de algún otro tema de conversación o de que Jesse comenzará alguno.

— ¿Te gustaría ir a comer algo?— Jesse pregunto. Mia alzó la cabeza con rapidez y asintió.

— Si, si... me encantaría.

Jesse golpeó sus palmas con el gorro en sus manos. — Tomare mi bolso y podremos irnos.

— No, yo invito.

Mia sonrío y asintió con la cabeza antes de tomar su abrigo y salir junto con Jesse de su hogar.

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— Queria proponerte ando— Jesse dejó el vaso de agua sobre la mesa.

Mia limpio su boca con la servilleta— ¿Dime?.

— Sobre lo del cristal... Walter no quiero cocinar mas.

—¿Que?— Mia pregunto con sorpresa y enojo, ya que el había sido el de la idea principal de comenzar a cocinar.— ¿Porque?.

— No lo sé, quedo tocado por todo ese asunto de los cuerpos— Mía trato de ocultar su rostro con su mano cuando una mesera pasaba por su mesa.— Quiero decir... a la gente le gusta el cristal... nuestro cristal— Esto último lo dijo en susurro.

— ¿Y quieres que cocinemos? ¿Tú y yo?— Mía pregunto.

— si, tu sabes sobre esta mierda.— Jesse trato de convencerlo.— Podríamos hacer más dinero. Lo necesitamos.

Mia se quedo callada unos segundos.— Esta bien.

Jesse sonrío mientras se acercó a abrazarla. Mía se quedó estática en su asiento. Jesse regreso a su lugar habitual aún con una sonrisa.

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Sober || Breaking BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora