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Las sirenas se acercaban cada vez más y más, los nervios de Mia se acumulaban en su pecho a cada segundo que pasaba.
Walter colocó la pistola en su garganta y jaló el gatillo. Mía cerró los ojos, pero al instante que el cañón no sonó los abrió una vez más. El arma no estaba cargada.
El maldijo y comenzó a observar el arma tratando de encintar el seguro. Cuando lo hizo un disparo salió del cañón haciendo que Mía diera un salto del susto. Walter comenzó a llorar mientras era observando por Mía.
Sus expresiones fueron cambiadas y sus pechos al fin recibieron el aire que segundos antes les faltaban. Las sirenas que se aproximaban no eran policiales, eran bomberos.
Mía los siguió con la mirada a medida que pasaban frente a ellos. Ellos se quedaron unos segundos quietos analizando la situación.
Jesse salió del Rv, con dificultad debido a que un se encontraba aturdido se colocó junto a Mía.— ¿Que paso?, ¿que les hicieron?.
— Idiota.— Mía se lanzó a el y comenzó a golpearlo.— !¿Sabes que pudiste avernos matado, idiota?!.
Walter tomó de la cintura a Mía alejándolo de Jesse que se encontraba en el suelo.
— !¿Que te pasa, perra?!— Grito en el respuesta mientras trataba de levantarse.— !Estas loca!.
— Tenemos que... Hay que limpiar esto.— Walter hizo unos ademanes mientras que caminaba hasta el Rv.
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Los tres observaban como la excavadora junto a unas cadenas jalaba el Rv.
— Nos salvó la vida.
— Es verdad.— Jesse concordó con Walter.
— no podemos agradecerle lo suficiente.— Ahora fue Mía la que agradeció.
— Juraba que nos habían dicho sur...— Walter trato de encontrar una excusa. — Pero nos salimos de la vía principal... intente leer el mapa mientras conducía, una estupidez... y de repente estamos en esa zanja.
— Si, como, ¿que demonios?.— Jesse trato de seguir la historia.
Mía solo paso su mano por su frente mientras negaba con la cabeza.
— Si, y mi taza de café. ¿Café? ¿Mi taza de café?— Trato de explicarle.— Se me derramó encima del pantalón. Que pesadilla.