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La carne que Tuco preparaba chillo al momento que el la colocó sobra la ardiente parrilla delante de él. Mía mantuvo sus manos apoyadas en sus rodillas mientras estudiaba cada paso que el daba.
— Chile en polvo.— Walter repitió las palabras de Jesse.— ¿Todavía no te he dicho la estupidez que hiciste?.
— Lo que usted diga, por lo menos el está haciendo algo— Mía defendió a Jesse.
— Si, y casi funciona.— Jesse apoyo a Mía.— ¿y usted, que se dejó el arma por ahí, eh?. Primero me la roba y luego la deja en casa. Mi pistola.
— ¿Como iba a saber que aparecerían con Tuco en mi puerta?.
Mia miro al suelo al escuchar las palabras de Jesse. Ella lo observó mientras que el pasaba la palma de sus manos por su rostro.
Su atención ahora fue robada por el sonido de la televisión. La noticia de los acompañantes de Tuco estaba en pantalla en estos momentos junto con las fotografías de cada uno. Walter se levantó de su asiento y cambió el canal.
La vista de los tres fue al hombre que se encontraba frente a ellos. Mía desde que había estado ahí no lo había visto moverse. Walter se levantó a comprobar que aún estuviera consciente.
Mia y Jesse trataron de detenerlo pero fue imposible por que el ya se encontraba de pie con su mano frente a sus ojos. Trono sus dedos frente a sus ojos tratando de llamar su atención.
— Oye, no lo entiendo.— Jesse jalo su pantalón regresándolo al sillón.— Si Tuco no mato a Gonzo, ¿quien lo hizo?.
— no lo sé. ¿A caso importa?. Si se entera de que Gonzo esta muerto y no es un soplón... ¿a quien creer que culpará?.
— A nosotros.— Mia respondió.
— Necesitamos un plan. Piensa, piensa.— Walter colocó sus manos en su cabeza.
— Vamos a atacarlo. Usted me da con algo en la cabeza... y yo le quito la pistola.— Jesse dijo.
— ¿Que yo le de en la cabeza con algo?— Walter pregunto.
— Mire, usted ya tiene cancer, ¿si?. De todas formas, ya está muerto. Nosotros tenemos mucho que vivir.— Jesse le explicó.— ¿si? Debería sacrificarse, saltar sobre la granada y eso. O sea...
— Mi vida no es una prioridad.— Walter lo miro incrédulo.— Porque voy a morir pronto de todos modos. ¿Eso es lo que dices?.
— Si.— Respondió con obviedad Jesse.
— Miren.— Mia los detuvo.— Nadie va a morir, ¿esta bien? Solo tenemos que ser inteligentes.
Después de unos segundos, Walter tomó la bolsa de cristal con el ricino del suelo.— Tenemos que hacer que tome esto.