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El proceso que la metanfetamina era algo que Mía comenzaba a entender y realizar casi como su rutina diaria del día

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El proceso que la metanfetamina era algo que Mía comenzaba a entender y realizar casi como su rutina diaria del día. Walter siempre había sido un maestro ejemplar para Mia desde el primer momento que ella se adentró al aula de química.

Las horas horas habían pasado con rapidez encerrados en el Rv. Todos habían tomando variados descansos entre largas horas de trabajo. Mía y Jesse se encontraban dormidos en el catre mientras que Walter continuaba con el proceso dejando que los dos adultos jóvenes tomaran un merecido descanso.

Horas más tarde los turnos serian intercambiados, Mia ahora tomaría el lugar de Walter mientras que ellos dos seguían durmiendo.

Con los ojos demasiado cansados y su cuerpo pidiéndole recostarse unas horas más en el catre donde minutos antes se encontraba, Mía siguió con el proceso acatando las estrictas y específicas instrucciones de Walter.

Cuando la mañana llegó los tres ya estaban despiertos y continuaban con sus labores.

En algún punto del día, Mía comenzó a cantar y bailar al ritmo de una de las canciones de la radio de baterías que ella misma había traído para aquella ocasión. Walter y Jesse trataron de no reír al ver a la chica concentrada en su trabajo, pero a la misma vez que movía sus caderas de una forma muy singular. Sin duda Mía lograba que aquellas tediosas horas comenzaran a hacerse más relajadas y sencillas de pasar.

— ¿Es enserio?— Mía grito al ver a Jesse y Walter orinando juntos a unos cuantos metros del Rv.— Puedo ver sus traseros.

Mia se quejo mientras cerraba la fuerza con del Rv.

Horas más tarde los tres habían terminado su primer lote de metanfetamina. Mia era la encargada de empaquetar, mientras que Jesse y Walter habían conteo y administración.

— un kilo cien gramos.— Jesse leyó los números de la báscula para que Walter pudiera hacer el conteo. — Es la última.

Los tres caminaron hasta una gran caja llena de metanfetamina.

—¿cuantas en total?— Mía pregunto.

— 19.— Walter le respondio.

— ¿y en dólares?— Jesse pregunto esta vez. — ¿Cuanto?.

— Bueno, un peso medio de un kilo cien gramos... son 20,8, ponle 21 kilos, a... ¿a cuanto vendemos ahora?.

— 40 el medio.

— ¿40 000?.— preguntó Walter.

— Dijo que subiera el precio.— Jesse le respondió.

— Bien, pues 42 por 40... menos los gastos de distribución...

Jesse y Mia se quedaron callados esperando la respuesta de Walter. Ella mordía las uñas de sus dedos mientras que el sudor bajaba por su frente.

— 672 000 dolares.

— ¿En total?.— Mia pregunto con una pequeña sonrisa.

— No. Cada uno.

— ¿Cada uno?— Jesse frunció el ceño.

— Cada uno.

— ¿seiscientos...

— 72 000 dólares cada uno.— Walter completó la oración de Jesse.

Mia comenzó a reír mientras se lanzaba a los brazos de Jesse. El cargo su cuerpo mientras comenzaba a girar y gritas en modo de celebración.

— ¡abrazo grupal!— Mía gritó separándose de Jesse y acercándose a Walter. Jesse y Mia abrazaron a Walter mientras comenzaba a saltar de felicidad.

Después de unos segundos Walter no pudo resistirse y comenzó a saltar de igual forma.

Las celebraciones fueron interrumpidas cuando el ventilador comenzó a detenerse.

— Bien, adiós al generador.— Jesse informó.- se quedó sin gasolina. Que oportuno.

— ¿Por que lo dices?.

— ¿De que habla?— Mia pregunto a Walter.— Ya terminamos.

— Yo no he terminado hasta que se acabe el barril.— Walter camino hasta el barril para después ahitarlo.— Quedan 34 a 46 kilos de metilamina. Vamos, ¿no tienen ambición?.

— Dios, ¿en serio?— Jesse se acercó a él.— vamos muy adelantados, viejo, ¿si?. Hace falta gasolina casi no queda propano... y me duele la espalda de ese camastro de mierda. ¿Podemos tomarnos la noche libre?. No tiene que volver hasta el martes, ¿no?. Volvemos mañana nos ponemos las pilas... y hacemos el resto. Vamos. Tiene que haber un Denny's por aquí.

— ¿que tal el menú Grand Slam?— Mia pico su estómago con una pequeña sonrisa.— Una ducha caliente.  ¿Una cama?. Todos merecemos un descanso, Walter. Hemos sido unos buenos chicos.— Mía se colocó junto con Jesse.— ¿No Crees que lo merecemos?.

....

Mia rio al momento que los tres corrieron rápidamente hasta el frente del Rv. Ella se quedó parada detrás del asiento del copiloto donde Walter había tomado asiento.

— Habitaciones separadas.— Walter condicionó.

— Si, eso esta claro.

— No se como me sentiría al ver sus traseros fuera de este Rv.— Mia bromeó mientras ataba su cabello con una sonrisa.

La sonrisa de los tres se borro cuando el Rv no encendía.

— Jesse, cuando te pedí que dejaras las llaves en un lugar seguro... ¿donde las pusiste?.

Mia se sentó en el suelo mientras colaba sus manos en su cabeza entendiendo el por qué la pregunta de Walter. Jesse había dejado las llaves en el contacto del Rv.

— Hijo de puta.— Susurró mientras dejaba caer su cuerpo al suelo. Mantuvo la vista en el techo del Rv mientras que Walter y Jesse discutían.

———————

Minutos más tarde Walter y Jesse habían tenido una idea de la cual podrían recargar la batería. Mía simplemente los observaba, no tenía la fuerza para prestar atención a lo que aquellos dos realizaban.

Su cuerpo sudaba a mares debido a las altas temperaturas del desierto.

El descanso de Mia fue interrumpido cuando una explosión se escuchó fuera del Rv. Mia salió corriendo encontrandose con el generador incendiado, Jesse en el suelo.

Walter entró corriendo al Rv, y Jesse de igual manera tomando el gran contenedor de agua.

— ¡No, no, no!— Mia trato de detenerlo. Pero ya era demasiado tarde, Jesse había derramado toda el agua que tenían.

— Buen hecho, Jesse, como siempre.— Walter lo felicito sarcásticamente.— Bien hecho.

Jesse puso los ojos en Mia. Quien simplemente negó con la cabeza y se alejó de él.

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Sober || Breaking BadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora