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Mia paso las manos por su frente mientras jugaba con la arena debajo de ella. Su cabello atado de una manera improvisada sobre su cabeza en un intento fallido de soportar las extremas temperaturas, pero con el pasar de las horas la temperatura comenzaba a bajar de manera considerable.
Las peleas entre Walter y Jesse habían estado incrementando desde las últimas horas, o más bien las peleas estaban presentes cada que alguno de ellos intentaba hablar con el otro.
Jesse había logrado convencer a Walter se utilizar su teléfono para pedir ayuda. Para este punto Mía ignoraba todo lo que estuviera relacionado con aquellos dos hombres que la habían metido en aquella situación.
.....
Mia se encontraba dentro del Rv envuelta en mantas y la bolsa de dormir mientras estaba acostada en el catre. Jesse contaba una historia de algo que había visto en televisión, de un tipo que había bebido su orina para sobrevivir.
— oiga, deberíamos de llamar, ¿no?— Jesse pregunto a Walter.— Rápidamente, para ver donde esta.
Walter asintió con la cabeza mientras le entregaba el teléfono a Jesse.
Ella se mantenía en una posición donde la mayor parte de su cuerpo se mantuviera caliente. Temblaba inconscientemente como un mecanismo de defensa de su propio cuerpo para elevar la temperatura.
— Hola. Oye, ¿donde estás?— Jesse pregunto con el teléfono en su oreja.— ¿ya viste el cartel blanco?. Si, ya está cerca. Dios estábamos empezando a acobardarnos. Bien, ¿vas por el camino de tierra?. Va por el camino. Bien. Bien.— Jesse les informó.— ¿ya pasaste el rio? Si. ¿Viste algo?.
— Espera, espera. ¿Que rio?— Walter interrumpió.
Mía abrió los ojos que segundos atrás había decidido cerrar para poder concentrarse en poder elevar su temperatura, convenciéndose que "el frío era mental".
— Si, oye, ¿que río?. ¿De que puto rio me hablas? No hay Ningún rio. Oye, Pete. Pete, ¿me oyes...?.— la llamada fue terminada antes de que Jesse pudiera seguir hablando.— no queda batería.
Walter comenzó a acostarse en el catre mientras que Jesse y Mía lo observaban.— Señor White, ¿y ahora que?— Jesse pregunto repetidas veces.
La lámpara que iluminaba el Rv comenzaba a parpadear y perder intensidad.
— Dios. No lo puedo creer.— Jesse maldijo.
Mía copio la acción de Walter comenzado a acostarse junto a Jesse en el catre que ellos dos compartían.
— Deberías dormir.— mía sugirió mientras mantenía la mirada en la espalda apenas visible de Jesse.— lo solucionaremos en la mañana. Vamos.
Jesse dejo que su cuerpo descansara junto al de Mía. Ella cubrió ambos de sus cuerpos con una de las sábanas compartiendo su calor entre los dos.
