LenaRodeé la taza con ambas manos. Peter me había servido un poco de café segundos antes y lo había aprovechado para calentarme las manos. La buhardilla de Peter, por desgracia, no tenía calefacción y el frío que hacía fuera era tal que traspasaba la puerta y las paredes.
— ¿Quieres otra manta? — Asentí.
Él abandonó su lugar a mi lado en el sofá y se dirigió al armario contiguo a la puerta del baño. Cuando lo abrió, la imagen fugaz de un hombre vestido de negro abriendo las puertas del mismo y agarrándome del pelo para obligarme a salir me estremeció. Me giré con brusquedad. A los pocos segundos ya tenía la manta por encima de los hombros.
— No es que sea la más bonita, pero sí la que más abriga.
— Gracias, Peter.
Nos quedamos en silencio unos segundos.
— ¿Está caliente? Si quieres te lo caliento más — Me dijo levantándose del sofá.
— No, gracias, está bien.
Volvió a sentarse. Apoyó los brazos sobre sus muslos y entrelazó los dedos de las manos con cierto nerviosismo. A los pocos segundos comenzó a mover las piernas, dando pequeños golpecitos al suelo. Lo miré de reojo. Se veía a leguas que estaba nervioso.
— Me acuerdo — Empecé, captando toda su atención — de que me pedías siempre que no me involucrara aun cuando ya lo estaba indirectamente. También recuerdo que eso me enfadaba muchísimo y que provocó un cierto alejamiento entre nosotros. El sentimiento de abandono y soledad me persiguió durante los meses de secuestro y me provocaba más dolor que el físico durante las palizas que me daban, incluso. — Separé las manos y las volví a colocar sobre mi regazo — Son sentimientos y recuerdos que me llevan persiguiendo todos los días desde que me encontraron, aunque no había logrado identificarlos hasta ahora. A pesar de sentirme perdida todavía, siento como si hubiese encontrado la pieza que me faltaba para completar el puzzle de esa parte de mi vida y... bueno... — estreché su mano con cariño — Te agradezco inmensamente que, a pesar del dolor que te tuvo que causar el ver que no te recordaba tras haber estado separado de mi tantos meses, hayas estado a mi lado con tanta paciencia y tanto amor como has estado.
Soltó mi mano con lentitud para esconder su cara entre las suyas. Al poco noté como su pecho comenzaba a moverse de forma irregular y, tras unos segundos, percibí un sollozo. No dudé en reducir el espacio que nos separaba para abrazarlo.
— Te quiero, Peter. Muchísimo — Mi voz empezó a temblar. Cuando sentí cómo una lágrima resbalaba por mi mejilla apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos.
— Lena, yo... ya sabes cuánto te quiero. Todo lo que hago lo hago por ti, mi vida gira en torno a ti. — Logró decir entre sollozos con la voz quebrada — Sin embargo — separó las manos de su cara y se limpió las lágrimas con el puño de la sudadera —... ahora no hay tiempo para eso, hay que ayudar a Maggie, está en la misma situación que tú hace unos meses y hay que sacarla de ahí ya.
Asentí. Me revolví en el sofá para acomodarme y le di otro sorbo al café ya frío.
— ¿Qué pasaría si no te presentases? — Le pregunté, él parecía confundido — Claro, o sea... ¿Qué pasaría si yo llego allí y hago como si no fueses a venir?
— La matarían probablemente — Afirmó enarcando una ceja.
— Peter — me acerqué a él mirándolo fijamente — tú sí que estarías allí.
Se quedó en silencio.
— Yo voy — seguí — y les digo que no vas a venir, que no quieres ceder al chantaje. Esto seguramente les chocará y no sabrán qué hacer. Si me quieren tomar de rehén como a Maggie les diré que no vas a venir, que no vas a ceder.
ESTÁS LEYENDO
Spider-man
FanfictionHistoria post Gwen Stacy: Helena Hobbes es una joven universitaria de la ciudad de Nueva York, cuya vida dará un giro de 180º al sobrevivir al accidente de coche que acabará con la vida de su amiga Kylie. Las secuelas del accidente se hacen pre...