Spider-man

Peligro

A pesar de haber – supuestamente – hecho un gran descubrimiento, me encontraba más perdida que nunca. La sola idea de imaginarme a Peter no siendo el torpe y patoso fotógrafo del Daily Bugle hacía que mi cabeza diera tantas vueltas como una peonza.

Pestañeé varias veces, sin ser capaz de levantar la vista de su máscara. Esperé varios minutos a que dijera algo, cualquier cosa, pero no fue así. Pese a los gritos de la multitud que nos rodeaba, el silencio entre ambos era bastante evidente.

— ¿Peter? – Repetí.

Reduje el espacio entre ambos a pocos centímetros y apoyé ambas manos sobre su pecho.

— Peter si... si fueras tú no pasaría nada – Giró la cara, por lo que rocé con mis dedos su barbilla, para que volviera a mirarme – Peter, mírame.

— No soy Peter – Espetó al fin – Es mi amigo, me hace fotos, ya está. N-no soy Peter Parker.

Mantuve la mirada unos pocos segundos más, retirándola después un tanto avergonzada.

— ¿Entonces cómo...?

— Me lo dijo cuando iba a por ti – Me cortó.

Asentí poco convencida, pero decidí no comentar nada.

— Ahora déjame llevarte a casa.

— No – Debía mantenerme firme, todavía seguía confundida por el tema "Gwen" aunque pareciera algo tonto y sin importancia – Voy a llamar a Maggie – Rodé los ojos, no tenía el móvil.

— Lena...

— No. Hay más gente en el puente que necesita tu ayuda, yo... yo no la necesito ya – Le echó un fugaz vistazo a la pobre gente que nos rodeaba, no era la única que fue embestida por la furgoneta, varios coches echaban humo y sus conductores, la mayoría, habían perdido el conocimiento – Ayúdalos – No se movió, por lo que me moví yo – Adiós.

No había dado más de dos pasos cuando noté como rodeaba mi muñeca y tiraba de mí hacia atrás. Debía sentirme incómoda, cansada... pero, en vez de eso, unas extrañas cosquillas se apoderaron de mi estómago.

— Lena, te...

— No ¡Tengo que irme! – Me solté de un golpe y me escurrí entre la multitud.

— ¡Lena! ¡Lena! – Me mordí el interior de la mejilla con fuerza, pero no me paré, en vez de eso apuré el paso y corrí entre la gente, que me observaba con semblante confundido.

Bien. Me había perdido. No tenía dinero, ni móvil, ni nada. Estaba sola en medio de una ciudad enorme y, en parte, desconocida. Mi zona de confort hacía horas que la había abandonado y, aunque me había costado media tarde admitirlo, no tenía ni idea de en donde me encontraba. No sabía que barrio era este aunque, por el ambiente, podía deducir que era la primera "turista" en mucho mucho tiempo.

Los edificios eran viejos, sin pintar y, los que estaban pintados, en algunas zonas el color se convertía en un tono oscuro, más bien sucio.

No había casi iluminación en la calle y eso, sumado a la falta de luz solar,daba lugar a una Lena más perdida que un pulpo en un garaje.

— No deberías estar por aquí – Un escalofrío me bajó por espalda al escuchar una voz grave y rasposa detrás de mí.

Quería responder. O simplemente seguir andando en cualquier dirección como si nada hubiera pasado. Pero mis piernas estaban paralizadas, al igual que el resto de mi cuerpo. Tardé varios segundos en lograr que mi boca se abriera y otros más en que algún sonido, por raro que fuera, saliera de esta.