Puente de Brooklyn

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— Adrien estate quieto por Dios – Mascullé mientras le daba un codazo.

Estábamos parados frente a la puerta principal, esperando a que los periodistas terminaran de bajar del coche todo el equipo. Los había visto mamá desde la ventana de su habitación y nos había obligado a los tres abajar corriendo para ponernos en fila frente a la puerta.

— Parecemos idiotas aquí parados – Murmuró él, ganándose un golpe en el cogote de parte de mamá.

— Ya vienen – Susurró papá mientras nos examinaba uno a uno –Cuando timbren voy a abrir la puerta y tenéis que parecer naturales– Miró a Adrien de forma descarada – Pero elegantes.

— Lo cojo – Dijo él pasando el brazo izquierdo por mi cintura.

Tres segundos después el desagradable sonido del timbre inundó toda la casa, poniéndome todo lo nerviosa que no había estado la hora anterior. Papá dio varias zancadas hasta la puerta y la abrió de inmediato, dejando a la vista a un grupo de cinco periodistas.

— Ya me dirás para que hacen falta tantos – Susurró Adrien en mi oído, por lo que le di otro codazo aguantando la risa.

— Buenos días señor Hobbes – Una chica de mediana edad con melena negra ycorta extendió la mano hacia mi padre, quien la aceptó con gusto –Siento las horas, espero que no fuera una molestia.

— Desde luego que no, estamos encantados de madrugar un sábado – Esta vez el codazo que le propiné a mi hermano fue más brusco, tanto, que se encogió levemente mientras mascullaba unas palabras que, gracias a Dios, no llegué a entender.

— Perdone a mi hijo es... mm...

— Un adolescente, no se preocupe – Respondió esta vez un chico, de pelo negro y gafas.

Nos quedamos en silencio varios segundos realmente incómodos, pero fue esta vez mi madre la que lo rompió invitándolos a pasar.

Los aparatos que traían era cada cual más grande. A lo mejor esta entrevista era inusual, o quizás las entrevistas que le habían hecho a mi padre a lo largo de su vida – con una humilde cámara y una grabadora pequeña – eran bastante pobres.

— ¿Dóndepuedo colocar esto? – Me giré de golpe al escuchar la voz dePeter.

Sujetaba un gran trípode entre los brazos, el cual se le escurría sin remedio. Me acerqué a él dando pequeños y rápidos pasos.

— Hola Peter – Agarré el trípode y le ayudé a colocarlo en el suelo.

Él se colocó las gafas de pasta con el dedo índice y sonrió sin mirarme. Llevaba una camiseta blanca básica, unos vaqueros oscuros y unas deportivas blancas, sobre la camiseta una sudadera abierta gris oscuro, quizás un tanto arrugada.

— Hola Lena – Fruncí el ceño con disimulo, que yo supiera nunca le había dicho a Peter que me llamara así – No sabía que vivías aquí.

— ¿No te dije que mi padre era William Hobbes? – Dudó unos segundos antes de llevarse la mano a la frente.

— ¡Cierto! No me acordaba – Me miró de arriba abajo y sujetó entre las manos la cámara que colgaba sobre su pecho – Déjame que te saque una foto.

Sonreí ante la pregunta. Asentí con la cabeza y esperé pacientemente a que saliera el flash.

— ¡Parker! ¡Una foto a los señores Hobbes!

La mirada de Peter vaciló entre mis padres y yo.

— Siento interrumpir pero... me parece que soy el encargado de entrevistarla– A mi derecha estaba parado un chico moreno de ojos miel, su barba era relativamente poblada y llevaba el pelo colocado en un llamativo tupé – Scott Reed, periodista del Daily Bugle.

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