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Aylia

- Tú no estás pensando, ¿verdad? -inquiere Phil, mirándome con preocupación-. ¿Sabes lo que sufriremos todos si te matan?

Oliver me observa con detenimiento, intentando averiguar vaya a saber qué.

- Phil -digo-, he vivido demasiado y...

- ¡Diablos, Aylia! -Interviene Oliver con el rostro rojo de furia-. ¿No piensas en las consecuencias de tu muerte? ¡Qué haré sin ti!

Lo miré estupefacta y me percaté de que sus ojos están vidriosos.

Phil le echó una mirada fría, y Oliver se muerde el labio.

- Quiero decir, que haremos sin ti -corrige, pero lo dicho ha dejado claro lo que siente.

Phil ríe con amargura y mira hacia el techo.

- Cómo sea. -Suspira-. Debemos estar alerta y expectantes de la pelea.

Asiento con la cabeza y Phil se levanta del sofá, yendo hacia la salida.

- ¿Vienes o te quedas? -inquiere abriendo la puerta.

Oliver me da una última mirada y se levanta de su silla.

En sus ojos puedo ver arrepentimiento, algo que me dolió.

- Adiós -murmura Oliver sin mirarme, cerrando la puerta tras sí.

Observo la puerta por la que había salido y doy un gruñido.

Subo las escaleras y me encierro en mk habitación llena de furia.

Me tiro a la cama a llorar y abrazo mi almohada con fuerza.

Lo extraño, lo extraño demasiado. Me lastima su actitud, pero soy consciente del por qué. Se nota que hicieron un pacto fuerte entre ellos dos y eso me destruye, aunque yo fui la que comenzó todo.

En el pasado, había estado completamente confundida por ellos dos. Mi esposo y mi amante. No lo hacía por lastimar; me había enamorado de los dos en el tiempo que convivimos.

Me siento culpable de haber generado este gran problema, pero para el amor no hay remedio.

Mi celular vibra, pero no quise ver que era, no estoy de ánimo.

Estoy pensando fríamente el hablar con Oliver, creo que hay malos entendidos.

Me limpio las lágrimas con la manga de la camiseta y me arreglo el cabello, está enmarañado y con nudos.

Bajo hacia el recibidor, tomo un abrigo del perchero por si acaso, y mi bolso con todo lo que nesecito dentro.

Abro la puerta y me decido a ir a buscarlo a su casa.

Sé donde vive, lo he acompañado una vez a su casa, suerte que tengo memoria.

Esta anocheciendo, pero no me preocupo, cualquier agresor huiria viendo colmillos.

Su casa no está tan alejada de la mía. Debo cruzar algunas cuadras hacia el centro e ir a la zona principal.

Las calles están solitarias, poca gente circula. Debe ser porque son las diez de la noche de un jueves.

Mientras camino, observo las vitrinas de locales de ropa. Hace demasiado no me compro ninguna prenda, tengo ropa de años. Pero un collar de piedra esmeralda me hizo acordar a uno de los que usaba en mis tiempos de princesa. Mi difunto padre me lo había obsequiado por mi cumpleaños número dieciocho; unos días antes de morir.

Llego a la casa de Oliver pero me percato que la camioneta de Phil está estacionada en la puerta.

Ellos están dentro, y lo sé porque escucho sus voces. Yo me encuentro detrás de un arbusto; no me pueden ver.

El reino olvidado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora