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Phil

— ¡Fueron ustedes! —espeta Aylia—. Se metieron en mis clases, me enviaron notas y se metieron en mi mente. ¡Son unos hijos de perra!

El señor Lewis abre la boca con sorpresa.

— La reina usando palabras de boca sucia —dice, hirviendome la sangre—. Debí haberla matado en cuanto la vi.

Suelto una carcajada amarga.

— Yo me encargaré de hacerle tragar esa lengua tan filosa como navaja. —Mi ira está por las nubes.

Euans alza una ceja arrogante.

— Déjennos a la reina y nos iremos sin nadie ileso.

— ¡Sobre nuestro cadáver! —grita Dean.

Oliver se suena los nudillos.

— Espere que tanto tiempo para partirles la madre que no puedo creer que ya ha llegado el momento.

Lewis suelta una carcajada.

— Iremos por las malas. —Toma su espada del cinturón y la alza al aire—. ¡Ahora!

Ni bien el hombre grita, la pelea empieza.

Todos corremos hacia los Gallach, pero son demasiados.

Enpuño mi espada y corro hacia el primer sujeto que se me abalanza. Le clavo el arma en el pecho y vuelvo a apuñalarlo y, al él perder el equilibrio, le corto el cuello con un solo movimiento.

Al levantar la mirada veo que Oliver tiene un tipo que lo tiene acorralado con otro. Me acerco silencioso y le doy tres apuñaladas por la espalda, haciendo que el sujeto caiga sin vida.

Hacemos espalda contra espalda y nos defendemos de dos que vienen de adelante.

Oliver le da a uno con su daga al corazón y se lo arranca con ayuda del cuchillo.

— Pelean cómo niñas. —comento, y Oliver suelta una carcajada.

Yo por mi parte, veo cómo dos se me vienen encima. Con toda mi ira voy hacia el primero que corre hacia mí y le doy una patada al pecho para hacer tiempo para después al otro clavarle mi arma en su espalda.

El primero me tira al suelo y está listo para clavarme su estaca, pero doy un giro en el suelo, haciendo que lo clave en la tierra. Me reincorporo y le doy un corte limpio en el cuello y, por si acaso, le quito el corazón, metiendole la mano al pecho quitandole la vida que finalmente hace unos segundos dio sus últimos latidos en mi mano.

Miro el campo de batalla y veo que Helena pelea cuerpo a cuerpo con uno del clan, más en específico un muchacho de no sobrepasa la adolescencia.

Voy por detrás y lo sorprendo, apuñalandolo en la espada, haciendo que la hoja cruce su espalda y salga por el pecho.

— Gracias —me agradece.

— Me debes diez libras —replico con sarcasmo, aunque sí quiero diez libras.

Al levantar la vista, veo que la madre de Aylia está pelando contra el señor Euans. Su puño va a parar a el estómago y hace que la mujer caiga, pero no le doy momento para hacer otra cosa porque le golpeo detrás de las rodillas y el hombre cae. Lo hago girar para poder ver el momento que lo mate.

— Esto es por Aylia. Hasta nunca, señor Euans .—Sonrío cínicamente, y antes de que pueda decir algo le corto el cuello.

Ojeo el campo de batalla y noto que hay varios cuerpos en el suelo. Son malos pelando, nos doblan la cantidad y pierden. De no creer.

El reino olvidado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora