El reino olvidado ✔️

37

Aylia

― Quiero dar gracias a todos por haber votado por mi ―agradece el rey del baile con su corona en mano―, no sé quiénes me han votado, y también por que... Pero bueno, muchas gracias. Me han alegrado más la fiesta.

El salón explota en aplausos y escucho como algunos lo critican, pero es obvio que es envidia. Si supieran por lo que ha pasado, sabrían tan bien como yo que se lo merece de verdad.

Phil baja del escenario después de Kiara y veo como el rey del pasado, vuelve a la mesa con una gran sonrisa.

― ¿Quién me habrá votado?

Marcus ríe.

― Aunque no lo creas, todos te adoran.

El rubio abre los ojos de par en par.

― ¿A mí?

― ¿Tan extraño es que te quieran? ―inquiere Oliver.

Su mejor amigo se encoge de hombros, y le da una mirada que dice todo: no me creía tan importante.

La fiesta va acabando, saludamos a todos.

― Nos vemos muy pronto. ―Abrazo a Kiara―. Podemos hacer una reunión pronto todos juntos, ¿quieres?

La pelirroja esta sensible por la pronta separación, pero juramos en vernos muy pronto.

― Cuídate mucho ―pide.

Nos separamos, y yo le tomo de las manos.

― Y tú también. Eres muy buena amiga... Y lamento lo que tuviste que pasar, no te lo merecías.

Ella niega con la cabeza.

― No pienses eso, Aylia. Por este medio, ahora sé que los vampiros existen. Y bueno, también los cambiantes, aunque hayan muy pocos en el mundo.

Asiento con pesar.

― Estamos en contacto para una piyamada. ―Guiño el ojo, y le doy otro abrazo un poco más corto.

― Gracias por todo. Te quiero.

Sonrío.

―Y yo a ti.

Caminamos hasta el estacionamiento y nos despedimos.

En el estómago se me forma un nudo. Estoy cerrando ciclos, y eso duele, pero es parte de la vida, ¿verdad? 

Phil abre la puerta de la camioneta para que Angie y yo entremos.

— Pero que caballero. —Hace un ademán con la cabeza la rubia, alzando la falda e intentando no pisarla.

— ¿No lo soy ya, Angelina cabeza de pasa de uva?

Angie se pone roja de la rabia. Oh no, aquí va de nuevo.

— ¿Cabeza de pasa de uva? —inquiere con ironía—. ¡Cierra el pico, cabeza de nido de pájaros!

Phil ahoga un gritito de indignación ante su comentario.

— ¿Nido de pájaros? ¡Tienes envidia de mi cabellera dorada! En cambio, tú, eres rubia oxigenada.

Suelto un resoplido.

— ¿Pueden callarse y...? —intento aplacar la tonta pelea, pero la mano de  Angie me aplasta la cara para que no hable.

— ¿Rubia oxigenada? ¡Es mi color natural! Y tú, mi querido amigo, tienes envidia.

Phil suelta una carcajada amarga.

— ¿Envidia? ¿Envidia de tu metro y treinta?

Miro a Oliver, quien también está exasperado.