Phil
Estamos los cuatro en la casa de Aylia. Aprovechamos que Rosse cocinó la cena y también, de camino, compramos helado. La noche perfecta.
Estamos los nueve sentados a la mesa, comiendo el estofado que cocinó Rosse y pan casero que preparó ayer.
— ¿Por casualidad no quieres dedicarte a trabajar en mi casa? —pregunto—. Ya sabes... puedo hacer todas las pinturas que quieras. Y hasta una escultura...
Rosse alza una ceja interrogativa y rueda los ojos.
— Sólo acepto efectivo —responde con simpleza.
— ¿De cuánto hablamos?
La castaña parece pensárselo bien.
— Diez libras.
Abro los ojos como platos.
— ¡Eso es chantaje!
Rosse suspira.
— Siete.
La miro con una ceja alzada.
— Cuatro.
— Siete.
Niego con la cabeza. Los demás están expectantes de la situación. Esta niña me quitará todo mi salario.
— Cinco.
Rosse entrecierra los ojos.
— Seis y cuatro potes de helado.
— Trato hecho.
La señora Leigthon interviene:
— Siempre y cuándo hagas todo aquí, Rosse.
La chica de rizos castaños se lleva un pedazo de pan a la boca.
— Luego de la batalla empezaré, solo espero que no deba limpiar todos los trastes.
El silencio reina, y no sé como romperlo.
Noto los rostros de los que presentes: tienen los ojos entristecidos y la mirada ausente de varios.
— Ha salido muy buena la cena, Rosse. —Felicito a la cocinera, intentando quitar un poco de presión a la situación.
Ella me dedica una sonrisa.
— Yo cocino muy bien.
La cena siguió silenciososa hasta que terminamos de comer. Hay demasiada tensión y dolor entre todos y eso se nota.
Ayudo a juntar los platos, vasos y cubiertos de la mesa y Angie los lava, mientras que Aylia los seca y guarda.
La familia de la casa se fue cada una a su habitación, excusándose de cansancio. Sólo quedamos los cuatro eligiendo una película en Netflix.
— ¿Qué película quieren ver? —pregunta Oliver con el control remoto en mano.
— ¿De terror? —inquiere Angie.
Aylia chasquea la lengua.
— ¡Ni de broma! —exclama—. No podré dormir ni con pastillas.
Yo te puedo acompañar a dormir.
Quito esa idea de mi cabeza, aunque lo deseo, en este momento no puede ser. Pero... lo que más me duele es que no sé si habrá otra oportunidad.
— ¡Harry Potter! —chilla Aylia, señalando el televisor—. Veamosla. Hace mucho tiempo que no la veo.
No hay una resistencia entre los tres, Harry Potter es un clásico y me encanta.
Angie puso la primera: Harry Potter y la piedra filosofal.
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El reino olvidado ✔️
Dla nastolatkówHISTORIA COMPLETA. Aylia Leigthon, es una chica que cargó desde su nacimiento una leyenda que puede costarle la vida: el que la asesine, obtendrá su don. Ella, hace cinco siglos, fue reina de Ishland, un pequeño reino de Londres, Inglaterra. Pero...