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Aylia

— Phil. Te iba a buscar. Debemos hablar. No quiero que estés enfadado conmigo...

Él me interrumpe con una carcajada.

— Yo no tengo por qué —señala, sin ningún sentimiento de enojo—. Lo pensé y lo estoy enfadado con Oliver, no contigo. Ya veo que tú no me quieres, y lo acepto. Oliver rompió el acuerdo, pero tú no tienes la culpa de nada.

Estoy por completo confundida. Hoy en la mañana dejó bien en claro que no quería saber nada con los dos, ¿y ahora sale con esto?

En realidad, es verdad, pero su actitud me es peculiar. No es momento de hablar de mis sentimientos, seria demasiado problemático; en su lugar pregunto:

— ¿Cuánto durará tu positivismo?

Me mira con una cara divertida ante mi confusión.

— Mientras no te comas mi comida irá todo bien —repone.

Sigo pensando en su cambio brusco de sentimientos, pero no quiero arruinarlo, me gusta pasar tiempo con él.

— ¿Dónde te sentarás? —inquiere.

— Iré allá con...

Comienza a decir, pero se queda sin palabras. Le doy un empujón suave para que me acompañara.

— Arreglen sus asuntos, maldición.

Diviso a Oliver y los otros en una mesa alejada.

— Yo no tengo nada que arreglar con él —espeta.

Solté un suspiro, y uso mi técnica de cara inocente.

— Hazlo por mí. —Sonrio como angelito, mirando a los ojos a Phil.

Me observa con sus luceros verdes y se queda pensativo. Lo duda, pero al pasar los segundos bufa y acepta.

Caminamos a la mesa del fondo con los demás, y Oliver le echa una mirada de furia. Lo miro y con los ojos le pido que no diga nada, no es el momento.

Los saludo a los cinco y nos sentamos en las bancas.

— ¿De qué hablaban? —inquiero.

— Sobre la muestra de arte —responde Marcus, llevándose un mordisco de su sandwich a la boca.

Lo observo desentendida.

— ¿Cómo es eso?

— Cada año hay una muestra de los de último año —explica Kiara—, y los artistas muestran sus trabajos.

Chillo hacia Phil con entusiasmo.

— ¡Muestra tus pinturas! —exclame.

Phil siempre se le ha dado bien el arte. En el pasado, pintó muchos cuadros para mi familia y también para mí. Algunos aún los tengo, otros se deterioraron con el tiempo, aunque igual los guardo con mucho cariño.

— Tengo varias que mostrar —respondió—, he estado día y noche pintando. Seguro traiga más de una.

— ¿Y tu, Oliver? —le pregunte—. ¿Tocaras el piano?

Él levanta su mirada de la comida y asiente.

— Como todos los años —Sonríe de medio lado—. Compuse una nueva pieza, me gustaría que la oyeras.

Oliver fue dotado para la música. En el pasado, el compuso canciones para mí. Aún recuerdo cuando, una noche, me escape a su castillo por una fuerte pelea que tuve con Phil.

— ¿Aylia? ¿Que sucede? Son las cuatro de la madrugada.

Quería vertecontesto—. Phil esta enfadado conmigo.

El reino olvidado ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora