Capítulo 38

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“¡Oh, qué hermosa apariencia tiene la falsedad!”

- William Shakespeare

Estaba mirando los vuelos a Italia y los pasajes para sacar el mío. Ya que iríamos yo y Pilar como había planeado. Primero sacaría el mío y luego el de Pilar. Pero tenía ganas de ir al baño así que fui y cuando regrese me llevé la sorpresa de que Pilar estaba aquí.

— ¡Hola!

— ¡Hola! — Me acerqué a ella. — ¿Qué haces aquí?

— Quise arriesgarme un poco y vine a ver a mi empresario exitoso. Mí novio. — Me sonrió y yo a ella.

Después de tantos años ahora tengo pareja

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Después de tantos años ahora tengo pareja. Qué raro se siente decirlo.

Le di un beso y ella sonrió un poco en medio del beso.

— Ven — entrelacé mi mano con la mía y la llevé conmigo hasta mi escritorio. Me senté en mi silla y entonces la senté a ella en mi falda, noté que se ruborizo un poco. — Mira lo que estaba haciendo. — Le enseñé la pantalla de mí laptop.

— ¿Estás comprando los boletos para el viaje? — Dijo emocionada.

— Nos iremos hoy en la noche.

— ¿Estás ocupado ahora?

— No, estoy completamente libre para ti. ¿Por qué?

— Por qué voy a comerte a besos ahora mismo.

Me besó y yo le seguí el beso. Pude sentir el sentimiento de emoción mientras me besaba con ella.

Me dejé llevar y luego con mis manos hice que se sentara de frente a mí con su piernas a los lados de las mías. Apreté su trasero y ella jadeo. Me estaba empezando a poner duro.

Entonces Pilar se detuvo y miró hacia el techo cambiando sus ojos de color.

— Edeline

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— Edeline... está aquí.

— ¿Qué?

— Rápido tengo que esconderme. — Se bajó de encima de mí.

— Miré a todos lados desesperado y vi mi armario. — ¡Ahí en mí armario!

Ella se empezó a esconder en mí armario.

— ¡Es super incómodo!

— ¡Lo siento, es lo único que se me ocurrió!

Tocaron la puerta.

— ¡Un minuto! — Dije y luego cuando Pilar ya se había ido di el permiso de que entrarán. — ¡Adelante! — Me acomodé y me arreglé tratando de parecer lo más tranquilo posible y cuando Edeline entró me hice el sorprendido. — ¡Hola, Edeline! ¡Qué sorpresa! — Me levanté a recibirla. — ¿Qué estás haciendo aquí?

— ¡Hola! — Me dio un beso de pico y siguió caminando. — ¿Por qué tardaste?

— Estaba guardando unos archivos. — Mentí.

— Estabas ocupado.

— La verdad sí, hoy estoy... más ocupado que nunca.

— Ella se sienta en mi silla que está frente al escritorio. — ¿Por qué no me dijiste que te ibas de la fiesta? Tan poco me dejaste una razón. Va un día que no sé de ti.

— Discúlpame es que estuve muy ocupado del trabajo que lo olvidé.

— Tan ocupado ¿qué estás planeando irte de viaje? — Dijo al observar mi laptop.

Y a ti que te importa... si no eres nada mío.

— Es un viaje de negocios Edeline. Será un un viaje importante y por eso me iré de viaje por una semana todo depende cuánto se extienda. — Dije cerrando mi laptop.

Ella se levantó y llegó hasta mí.

— Puedo ir contigo entonces.

— ¡¡No!! — Ella me miró sorprendida por mi reacción. — Es que... no quiero que te aburras. Será solo de negocios y seguramente mí hermano también irá y compartiremos habitaciones.

— Ya que... pero ahora... — Se lanzó a besarme. — Quiero continuar con lo que dejamos pendiente en mí habitación.

Siguió besándome y yo la detuve.

— Detente Edeline. — Ella me miró extraño. Creo que eso sonó muy brusco. — No es lo correcto. Tú eres una princesa y no quiero faltarte el respeto. — Utilicé eso de excusa. — No es lo apropiado y yo no soy así.

— Pero... — protestó ella.

— No quiero empezar las cosas así. Quiero hacer las cosas correctamente. Deberías saber que soy así. — Espero que funcione.

— Ella giró los ojos. — Esta bien. Solo por qué eres tú... solo por ti soy capaz de hacer lo que sea. — Me dio un beso de pico.

— Si me disculpas... tengo que seguir trabajando en unos papeles y muchas cosas de aburrimiento. — Le di una sonrisa de boca cerrada falsa.

— Entonces te dejo tranquilo. Solo vine a dejarte esto. — Me dio una invitación en mis manos. — Es la invitación para mi coronación que será dentro de poco y espero que estés ahí.

— Ahí estaré.

Le di un beso de pico fingido y ella sonrió.

— Adiós... hermosa... — Mentirosa quise decir...

— Adiós guapo.

La acompañe hasta el ascensor y cuando ya se fue me dirigí a velocidad de vuelta a la oficina.

— Ya puedes salir Pilar.

Ella salió dando un portazo. Estaba cabreada.

Ahora tengo otro problema...

Calmar a Pilar.

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