Capítulo cuarenta y tres.

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Justin |PDV|

—Justin podemos decirle a Paige que vayamos al parque. —Kevin dijo con entusiasmo.— Mamá no me deja salir solo y ella siempre está ocupada como para llevarme.

Sonreí.

—Claro, se lo diremos cuando venga.

— ¡Sí! —Levanto sus brazos. — ¿y jugamos futbol?

Fruncí el ceño.

—Se me da más el basquetbol.

Hizo un mohín con su nariz. — No me gusta tanto, nunca puedo encestar.

Reí entre dientes. — Es porque eres muy enano.

— ¡No es cierto! —Se quejó e hizo el mismo gesto con los brazos que Paige solía hacer.

Reí y el frunció el ceño aún más.

—Está bien. —Intente calmar un poco mi risa. —  Entonces será futbol.

— ¿Enserio?

—Aja.

— ¡Sí! —Hizo el mismo gesto de un principio celebrando y volvió a mirarme. — ¿Y podemos comer helado?

Sonreí entre dientes. —Sí, pero no sigas.

—Bien. —Sonrió.

Nos quedamos en la sala. Kevin se encontraba muy entretenido con su cachorro mientras yo aproveche su distracción para teclear un rápido mensaje a Ryan.

"¿Esta todo en orden?"

La respuesta de su parte no tardó en llegar.

"¿Cuando vuelves?"

Fruncí el ceño.

"¿Paso algo?"

El fuerte sonido de la puerta hizo que levantara la vista de inmediato. Paige corrió escaleras arriba como si su vida se fuera en eso, lo que me dejo desconcertado.

— ¿Que le paso? —Kevin frunció el ceño mirándome.

—No lo sé, pero iré a ver. —Me levante.

Asintió. — Pero ten cuidado con lo que dices, se vuelve un poco irritable cuando esta así.

—Lo tendré en cuenta. —Reí y me dirigí rápidamente hasta su habitación.

Ni siquiera toque la puerta, simplemente entre. Y ella pareció no notarme porque estaba muy enfocada en su maleta, empacando sus cosas.

— ¿Algo está mal? —Musite llamando su atención.

—No, solo quiero irme. —Murmuro sin detenerse.

Fruncí el ceño completamente confundido con su cambio de actitud.

— ¿Es enserio?

Asintió.

Pase una mano por mi cabello despeinándolo un poco y hable. — Con Kevin te estábamos esperando para ir al parque.

Soltó un suspiro deteniéndose, sus ojos se cerraron como si intentara buscar tranquilidad. — Podemos...Podemos dejarlo para después, volveremos pronto, pero ahora quiero irme. —Dijo apenas audible.

— ¿Paso algo?

—No Justin, no pasó nada, solo quiero irme ¿bien? —Volvió su atención a la maleta. — Pero si quieres quedarte hazlo, me puedo ir sola.

Rodé los ojos.

—No te dejare sola, sabes que iré contigo. —Me acerque a ella y acaricie su brazo. — Iría contigo a cualquier lado.

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