Resilient

Capítulo trece.

       

       

   

Me removí una vez mas en mi cama, me era imposible conciliar el sueño.

Mi cabeza daba vueltas pensando en lo sucedido. 

Ese fue uno de los viajes mas incómodos que he tenido. Y vaya que he tenido muchos. 

Toque mis labios recordando el beso e involuntariamente me sonroje. 

¿Enserio eso habia sucedido? 

No diré que jamas he besado a alguien o que es mi primer beso, porque no es así. He besado a otros chicos antes, nada serio. Solo he tenido un novio, así  que no era ninguna experta en el tema.

Pero el me hizo sentir diferente, segura y deseada. 

Fruncí el ceño al pensar lo ultimo. —El sueño te afecta Paige.— susurre para mi misma y negué con la cabeza. 

Aun así, lo que no podía creer es que el haya actuado de manera tan normal y relajada cuando yo estaba queriendo prácticamente ser incinerada por un rayo. El simplemente me dejo en la entrada de mi departamento y se fue despidiéndose de mi con un simple gesto, sin mirarme. 

 Solté una gran bocanada de aire y apreté el almohadón contra mi pecho. 

Es un caso perdido. 

Me levante de mi cómoda cama y salí en dirección a la cocina a buscar un baso con agua. La fría cerámica se hizo sentir bajo mis pies descalzos mientras avanzaba despacio sin querer que Halley despertara. 

Aunque era casi imposible ya que cuando llegue estaba durmiendo y despertarla era tarea difícil.

Observe por la ventana de la cocina mientras bebía el contenido del baso. Ya era de madrugada, el cielo se encontraba nublado amenazando con una tormenta y solo unos pocos automóviles se paseaban por el lugar haciendo que el silencio fuera absoluto. 

Voltee dejando todo en su lugar dirigiéndome nuevamente a mi cuarto.

En el transcurso, en medio de la oscuridad algo que parecía ser un sobre bajo la puerta principal llamo mi atención, me incline para tomarlo y note que mi nombre aparecia en el.

Fruncí el ceño dado a que nadie jamas me enviaba cartas, solo la abuela, pero hace mucho tiempo que no lo hacia ya que me llamaba de vez en cuanto o yo la llamaba a ella. Ademas, las cartas debian llegar al buzon, no a mi puerta. 

Abrí el sobre y mi vista se poso en las  irregulares letras escritas a mano de color negro:

 "Estas dentro" 

Un escalofrió recorrió mi cuerpo al ver esas palabras. No entendí que quería decir con eso, pero aun así no pude evitar sentir pavor.  

Con la mano temblorosa tome el pomo de la puerta y la abrí asomando mi cabeza en busca de algo extraño. Pero todo estaba oscuro y en silencio.

Entre y cerré la puerta a mis espaldas con la respiración acelerada.

Tranquila, solo debe ser una broma.

 Repetí estas palabras en mi mente tomando una bocanada de aire. Arrugue el papel y lo arroje al basurero. 

Ignorando la extraña sensación que sentía entre en mi habitación, me acosté bajo el edredón acurrucándome.