Capítulo treinta y cinco.

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         35.- ¿Segunda cita? 

 

Me quede frente a mi armario pensando que podría usar. 

En estos momentos me arrepentía de haberle dicho dramática a Halley cuando decía que no tenia que ponerse. 

Porque tenia razón.

Y justo en este momento ni ella ni Jake estaban en casa, lo cual agradecí y odie al mismo tiempo. 

Bufe.

Tome mi celular y me sentí aliviada al ver que no había ni llamadas ni mensajes de ellos. Marque el numero de Justin para preguntarle por lo menos si debía usar algo formal o informal pero no contesto.

Dándome por vencida me senté en la cama. 

El vestido que había tomado esta mañana apareció en mi mente. 

Me levante de un salto y corrí al baño. Abrí la maleta y lo saque aun sin estar del todo segura en usarlo, pero al ver que solo disponía de treinta minutos me apresure y entre a la ducha. 

Realmente fue el baño mas rápido que había tomado.

Envolví una toalla en mi cuerpo mientras corría en busca de mi ropa interior. 

Me maquille de manera sencilla, solo un poco se base, mascara de pestañas y brillo labial. Seque mi cabello como pude dejando que las ondas cayeran por mi espalda y finalmente me puse el vestido. 

Salí de mi habitación y entre en la de Halley, busque entre sus innumerables zapatos alguno que luciera bien con el vestido. 

Todos mis zapatos eran cómodos, la mayoría eran bajos y de colores por lo cual ninguno combinaba demasiado.

Tome unos de un simple negro que no eran demasiado altos y los acomode en mis pies. Cogí un abrigo debido a lo frió que estaba y mi bolso, depositando dentro de este todo lo necesario. 

"El chofer te espera afuera" 

Fruncí el ceño al ver el mensaje de Justin. 

¿Chofer? 

Me encogí de hombros y salí tomando el ascensor. 

Cuando llegue afuera un lindo automóvil blanco estaba estacionado al frente, de el bajo Chaz quien se veía completamente divertido con su traje negro. 

No pude evitar reír. 

—Oh vale, si, que divertido es. —Dijo de mala gana mientras intentaba aflojar su corbata.— Sube antes de que te deje botada. 

Alce mis cejas con diversión.

Rodó los ojos y abrió la puerta trasera. —Ahora ¿Puede subir bella dama?  

Sonreí y asentí.

El se puso en marcha de inmediato. 

—¿Puedes decirme donde vamos? 

—No, Justin me corta las bolas si se entera que te he dicho. 

Solté una carcajada. 

—Me alegra ser tu objeto de risas. —Bufo. 

—¿Por que te vestiste así? 

—Hare como si no te escuchara por el resto del camino. 

—No te enojes. —Rei y el solo negó con la cabeza. 

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