Capítulo diecinueve.

21.4K 1K 39
                                    

       

       

       

 

Me encontraba tumbada en mi cama pasando los canales de televisión sin interés alguno. Mi mente estaba en otro lugar y es que no dejaba de pensar en el mensaje que había llegado y el cual decidí ignorar.

¿Se puede confiar en la dirección que te da un desconocido? La respuesta era clara, obviamente no. 

Esa era una de las cosas que mi madre solía decirme, eso y no hablar con extraños. Creo que a pesar de que las dijera cuando era pequeña son cosas que siempre recuerdas aunque sean consejos tontos, pero al fin y al cabo terminan siendo útiles.

Sonreí inevitablemente al recordarlo.

El celular volvió a vibrar sobre la mesilla de al lado de mi cama haciendo que lo mirara con recelo. Lo tome rápidamente, solo por curiosidad y ojee el nuevo mensaje que había llegado.

Solté un suspiro al comprobar que era solo Halley avisándome que había llegado bien a casa de sus padres.

Con desdén, inconscientemente baje por la pantalla hasta llegar al mensaje que había recibido hace un rato. Mordí mi labio con nerviosismo y comencé a jugar con el aparato entre mis manos.

Clarkston Hill st n2.

No sabía con exactitud qué lugar era, pero recuerdo haberlo escuchado.

Mire hacia el techo de mi habitación. ¿Por que mencionaba a Justin? ¿Que sabia la persona que mandaba esos mensajes anónimos de el?

Pase las manos por mi cabello desordenándolo con exasperación.

No debía ir, no. 

Tratando de convencerme comencé a enumerar las múltiples razones por la cual no podía confiar en esos mensajes. 

Tome  una bocanada de aire y me levante. Fui hasta el armario para tomar una chaqueta junto a mis zapatillas y decidí recoger mi cabello en una desordenada coleta.

No podía creer que estaba haciendo esto.

-

La fría brisa invernal choco contra mi cuerpo haciéndome temblar, el ambiente dentro del taxi que había conseguido no era del todo tibio, pero comparado con esto, el interior de el perecía mucho mas agradable.

Puse los brazos alrededor de mi con el fin de transmitirme calor. Avance por la calle mirando en todas direcciones tratando de encontrar el sitio. El hombre del taxi me había dicho que esta era la dirección.

En realidad Clarkston era un lugar agradable y muy ordinario, nada fuera de lo común. Solo grandes casas con extravagantes jardines.

Estaba prácticamente sola caminando por el lugar. Todos debían estar a esta hora dentro de sus hogares, lo que me hizo sentir estúpida.

¿Qué mierda estaba haciendo aquí? Ni yo lo sabia. Lo mas probable es que me hayan tomado el pelo y el mensaje solo debió ser con el fin de joderme.

Negué con la cabeza y voltee para devolverme por donde vine, rogando porque llegara rápido otro taxi para irme de aquí.

—¡Hey chica! —la voz de una mujer me hizo parar y girar en su dirección.

—¿Si? —frunci el ceño ante la extraña castaña que parecía tener mas o menos mi edad.

—Veo que estas algo perdida la casa de John es por acá. —me dio una sonrisa amigable.

ResilientDonde viven las historias. Descúbrelo ahora