Capítulo dieciocho.

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Voltee para quedar frente a el y vi que me observaba con una enorme sonrisa en el rostro, no pude evitar sonreír también. 

—¿Asi que ahora me tienes atrapada?— alce mi ceja con diversión. 

—Por supuesto nena, no puedes escapar de mi.— sonrió. 

—Eso es horrible.

Frunció el ceño y yo tuve que morder el interior de mi mejilla para aguantar la risa. 

—Eres una pequeña mentirosa.— tomo la punta de mi nariz entre sus dedos. —Te encanto, admítelo. 

Rodé los ojos. 

—Tomare tu silencio como un si.

—Juro que eres la persona mas egocéntrica que he conocido en mi vida. 

Rió y luego ambos nos quedamos en silencio, con nuestras espaldas apoyadas en la cama mirando hacia el techo. 

Pose mi vista en el. Sus brazos estaban flexionados tras su cabeza, su mirada se encontraba perdida en un punto de la habitación y sus ojos se veían distantes e incluso me atrevería a decir que tristes. 

Mi pecho se apretó al verlo de esa manera y no hice nada mas que abrazarlo fuertemente. 

Sentí que el escondía algo grande, algo lo atormentaba.

—¿Que esta mal?— me devolvió el gesto envolviendo sus fuertes brazos en mi cintura con firmeza. 

Negué con la cabeza. —¿Deberia estar algo mal para abrazarte?

Su risa sonó apagada. —No, claro que no.— me miro a los ojos y beso mi frente lentamente.

Sonreí y mi vista llego al tatuaje que estaba en su cuello. No pude evitar pasar la yema de mis dedos por las letras, delineándolas.

Lo sentí estremecer bajo mi tacto. 

 —¿Te gusta?— su voz sonó ronca. 

Asentí. —¿Patience? 

—Me gusta hacerme tatuajes.— se encogió de hombros. 

—¿No tienen algún significado especifico?

—Tal vez. 

—Oh vamos, se que no me dirás.— fruncí el ceño haciendo que el esbozara una sonrisa. 

—Es bueno que vayas entendiendo esto Brooks.— me guiño el ojo. 

Bufe. —¿Cuantos tienes?— me acomode para quedar frente a el de pronto sintiéndome interesada por el tema. 

Me miro pensativo un momento. —En realidad no lo sé, he perdido la cuenta luego de hacerme el trigésimo. 

No pude evitar abrir mis ojos con asombro. —¿Enserio son tantos? Woah no se como puedes soportar todo eso.— señale los que se encontraban en su brazo.

Rió por lo bajo. —No duele Paige. 

—Lo dices solo para quedar como valiente.— cruce los brazos bajo mi pecho. 

—No es eso, creo que tal vez me acostumbre al dolor.— se encogió de hombros restándole importancia.

Mordí el interior de mi mejilla. Algo me decía que esas palabras significaban mucho mas. 

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