Capítulo doce.

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Luego de haber llamado a Halley y Jake avisándoles que me iría y que los vería en casa, el me había guiado en silencio hacia el aparcamiento. Así que nuevamente me encontraba en el asiento del copiloto en el flamante commander de Justin Bieber. 

Observe por la ventana tratando de encontrar algo de familiar en el paisaje. 

Pero nada. 

Jamas había ido por esta ruta, no sabia a donde íbamos. Pero poco me importaba ya que esta era una de las pocas veces en las que me sentía decidida por algo. Y esa algo era que quería saber la verdad.

Nos detuvimos en medio de un sector el cual se encontraba lleno de arboles. Lo mire extrañada y sin entender porque nos habíamos detenido. 

Justin soltó un suspiro y salio del auto, lo rodeo y abrió mi puerta estirando su mano para ayudarme a salir. 

 —¿Que hacemos aquí?— dude un poco al tomar su mano pero finalmente lo hice y salí del automóvil. 

—No te matare si eso es lo que quieres decir.— me sonrió de lado. —Solo que este es un lugar tranquilo en donde podemos hablar en paz.— me dio la espalda y comenzó a caminar. 

Me quede atrás intentado encontrar algún sentido a la situación. El chico era lo mas extraño y cambiante del mundo, de eso no había duda.

—¿No vendrás?— alzo la voz. —Apresurate, es mejor llegar antes de que anochezca.

 —Voy.— avance y comencé a seguirlo con cuidado ya que el suelo era disparejo. 

Justin paro haciéndome detenerme detrás de el y volteo a verme. —Te caerás, es mejor que yo te lleve.

—Pero... — Me interrumpió. —Tus zapatos no son los adecuados, vamos.

—Prefiero caminar, es mejor.

—Nena, solo sube a mi espalda.— sonrió. 

—Bien.— suspire y puse mis brazos alrededor de su cuello, el paso sus manos por mis piernas y me impulso mientras continuaba el trayecto. 

—¿Sabes? este lugar es escalofriante.— dije mientras observaba los grandes arboles que debido a su gran follaje solo dejaban que unos pocos rayos del sol invernal se filtraran entre las ramas.

Se encogió de hombros. —Me gusta.—  dicho esto, salto una franja de tierra que hizo que junto con el saltara y me golpeara la mejilla en su hombro.

—Lo has hecho a propósito idiota.— di un golpe en su brazo. 

Soltó una carcajada y continuo caminando. 

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—Hemos llegado.— me soltó dejándome en el suelo.  

—Al fin, creí que nunca llegaríamos.— reí.

Mi sonrisa se ensancho cuando observe el lugar. —Esto es hermoso.— dije anonadada viendo la  vista que daba a la ciudad iluminada y a la maravillosa puesta de sol.  —Joder, enserio es hermoso.

Sonrió al ver la expresión en mi rostro. —Sabia que te gustaría.— se sentó sobre el pasto y me miro esperando que hiciera lo mismo.

Una vez sentada a su lado los nervios volvieron. 

El ahora me diría la verdad. 

—¿Por que me has traído aquí?— dije en voz baja y comencé a juguetear con mis manos.

ResilientDonde viven las historias. Descúbrelo ahora