Capítulo once.

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No estaba de ánimos como para salir de casa, pero gracias a la interminable batalla contra Halley ahora me encontraba en un parque de diversiones junto a ella y Jake.

El lugar estaba lleno de parejas, familias y sobre todo niños gritando y corriendo por el alrededor.

 —Vamos quiero subir a la rueda de la fortuna.— Halley tiro de nuestras manos y prácticamente nos arrastro hasta la larga fila.

—La fila es demasiado grande.— Jake bufo. —Preferiria haberme quedado en mi casa. 

—Estoy de acuerdo con eso.— levante la mano.

Ella nos miro mal. —Lo único que saben hacer es quejarse.— se cruzo de brazos —Los he traído aquí para hacer un día mas entretenido y así me pagan.— fingió sentirse dolida. —Queria animar a Paige.

Rode los ojos. —Tu ganas, ¿ya estamos aquí no? 

—Lo sé.— guiño un ojo y nos dio la espalda esperando que la fila avanzara.

—¿Que ha pasado?— Jake dijo en mi oído ya que con el gran ruido que había en el lugar a penas escuchábamos.

—Dormi algo mal.— me encogí de hombros.

Frunció el ceño. —Siempre siento que me ocultan información.— se cruzo de brazos.

Lo mire con ternura. 

—Sabes que no.— lo abrace. —Pero son cosas de chicas y este no es lugar para preocuparse.— me separe de el y le di un leve empujón. —Vamos.

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Si no había mencionado lo mucho que odiaba las alturas, ahora lo vuelvo a decir. Odio las alturas, demasiado.

Jake rió al ver mi cara cuando estábamos en la parte mas alta de la rueda de la fortuna.

—No seas miedosa pequeña.— desordeno mi cabello.

Halley se unió a sus risas. —Oh Paige, ni siquiera es tan alto. Solo no mires abajo.— carcajeo. 

—Que graciosos son.— hice una mueca. —No soy miedosa, solo que esta no es mi atracción favorita. 

—Claro, por esos tus manos están incrustadas en mi chaqueta.— El movió sus cejas con burla.

Me solté de el y me acomode en mi lugar afirmándome fuertemente de la baranda. 

Sus risas se sintieron mientras chocaban sus manos.

Una vez abajo por poco beso el suelo, literalmente. Pero me controle. 

—Hasta esos niños se bajan en mejores condiciones que tu.— Halley rió.

 Reí y le di un leve empujón. 

Jake se coloco en medio de nosotras y paso sus brazos alrededor de los hombros de cada una. —Mis chicas.— rió. —Como la gruñona ha superado su pavor a la ruleta.— me miro con burla. —Ahora vamos a la montaña rusa.

Pare en seco. 

—No, están locos si piensan que me subiré a esa cosa.— negué con la cabeza repetidas veces.

—Eres aburrida.

Sonreí.

—Ire a comprar algo de comer, los espero abajo.— me aparte de ellos.

—Bien, tu te pierdes de la diversión.— Halley me saco la lengua. 

Reí y voltee yendo en dirección al carrito de golosinas. 

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