Capítulo veinticinco.

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El pánico que sentía en este momento era indescriptible. 

No se cuanto tiempo me mantuve en esa posición pero no abrí los ojos en ningún momento. 

Dios, que cobarde era. 


Mi celular vibro una vez mas en mis manos, pero decidí ignorarlo. No quería que otro mensaje de él apareciera. 

Distinguí una sombra frente a una de las ventanas. 

Puse ambas manos en mi boca intentando evitar soltar un grito. 

—Por fin te encontré. 

Una voz ronca hizo que un inevitable sollozo se escapara de mi garganta. Cerre los ojos fuertemente esperando que el ya acabara con esto. 

 

—Paige, soy yo. 

Al reconocer su aterciopelada voz abri los ojos y asome mi cabeza por la ventana.

Justin se encontraba parado frente a esta.

 Salí rápidamente del pequeño cubículo. 

Él soltó un suspiro al verme.

Sin decir nada se acerco a mi envolviendo sus cálidos brazos en mi cintura. 

El alivio me invadió al sentirlo junto a mi. Sentí mis ojos picar e involuntariamente las lágrimas salieron.

—Lo siento.—Susurro acariciando mi cabello.— Lo siento tanto. 

 Lo abrace con fuerza mientras sollozaba en su hombro. 

—Ya estas a salvo, estas conmigo, prometo que nadie te hará daño. —Murmuro.

Con delicadeza tomo mi rostro entre sus manos y ha pesar de la oscuridad que había, podía notar que sus ojos se encontraban cristalizados.

—¿Estas bien?

Asentí mordiendo el interior de mi mejilla. 

—Mierda, odio verte llorar. —Con sus dedos seco las lágrimas y volvió a abrazarme con fuerza. 

 Me separe de el solo un poco para limpiar mis mejillas, di unas respiraciones intentando calmarme.— Ya no llorare. —Murmure.

Esbozo una pequeña sonrisa. —Eres mi chica fuerte. 

Sonreí. 

Nos quedamos en un completo silencio, en donde solo se podían distinguir nuestras respiraciones. 

—Hace mucho tiempo que no sentía esto. —susurro rompiendo el silencio. 

—¿A que te refieres? —Observe su rostro. 

Lamió su labio inferior.

—Miedo. —dijo de manera casi inaudible. 

—¿De qué? 

—No... No lo sé. 

Algo en mi interior pareció estremecerse al escucharlo hablar así. 

Se veía tan vulnerable.  

Tome su rostro entre mis manos buscando el roce de sus labios contra los mios, el se inclino un poco haciendo que nuestras nuestras bocas se unieran. 

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