Capítulo cinco.

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Una sonrisa arrogante apareció en su rostro cuando noto que me dejo sin habla.


Ya me estaba acostumbrando a ella.

—¿Que... Que haces aquí? —salí del aturdimiento e intente ponerme firme tratando de ocultar mi gran desconcierto.

Se encogió de hombros mientras me miraba fijamente. —Solo quería saber como estabas.

—Nadie te ha pedido que estes pendiente de mi.— me cruce de brazos.

—Podrias dejar de estar tan a la defensiva ¿no crees?


Solté un suspiro y pase las manos por mi cabello. —Si, tienes razón. Siento eso, gracias por preocuparte, creo.

Pude notar como se tensaba.


—No, no confundas las cosas. No estaba preocupado, solo quería verte, digo no a ti a tu tobillo.— coloco las manos dentro de los bolsillos de sus jeans, mientras apartaba la mirada de mi.

Su fachada de chico confiado y arrogante había sido puesta atrás dejando en cambio un lado mas tímido.


Sonreí por eso.


—No te rías, es cierto. —bufo.— Tambien me sentía algo culpable, de cierta manera fue culpa de mis amigos y mía.— saco la mano de su bolsillos y la paso por la parte trasera de su cuello.

—Si esa es su manera de pedir disculpas, las acepto.

Ambos nos quedamos en un silencio, bastante incomodo.

—¿Como entraste aquí?— rompí el silencio y el devolvió la vista a mi.

Su sonrisa arrogante volvió.

Aquí vamos de nuevo.

—Se podría decir que el lugar en donde guardas la llaves de repuesto no es nada seguro. ¿Una maceta? ¿Enserio?— rió.

—Que puedo decir, nunca nadie ha intentado entrar, hasta ahora.— rodé los ojos y el sonrió. 

—Ademas es seguro.

—Ningun lugar es del todo seguro.


—Puede ser, pero créeme que muchas cosas de valor no hay y estamos rodeados de vecinos.


—No lo decía por los ladrones.— su mirada se intensifico volviéndose oscura, daba la sensación de que era demasiado pequeña a su lado.

Sentí escalofríos y las ganas de correr me invadieron.

Soltó un suspiro.

—¿Quieres salir un rato?— paso la mano por su claro cabello despeinándolo un poco.

Los nervios surgieron en mi interior.

¿Debia aceptar?


Una parte de mi me decía a gritos que no fuera, el era extraño y sentia miedo cuando estaba a su lado. El me daba miedo.

Pero algo en el que llamaba mi atención, había algo enigmático en Justin que queria descubrir. 

—Cla... Claro, porque no.

—Bien. —el sonrió y fue hasta la puerta para abrirla.

Tome mi bolso y salí mientras el me daba el paso. Cerro la puerta a mis espaldas y nos introdujimos en los ascensores para llegar hasta la entrada del edificio.

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