JESSICA || #2 Trilogía NOSOTROS

¿Me detengo?

Jaden Tremblay

Voy conduciendo el auto rentado y me acerco cada vez más al terreno de Verónica, no puedo evitarlo y sostengo fuertemente mis manos sobre el volante. Lo admito, estoy nervioso y emocionado al mismo tiempo, quiero volver a verla cuanto antes, solo han pasado dos días y estoy hecho un manojo de nervios, en este momento me pregunto como aguanté tres años sin verla. ¿Cómo demonios logré hacerlo?

Sé que no es mucho lo que puedo hacer, está con Adam y aunque no me guste respeto eso... tengo que hacerlo, ¿No?

Si, tengo que hacerlo.

El viento entra por la ventana del auto y me recuerda que el verano se está yendo, recuerdo las veces que vine aquí, que recorrí esta carretera hace unos años. Era tan infeliz que me molesto e irrito con solo recordarlo. Odiaba vivir así, ilegalmente y con Verónica amenzandome y controlándome, pero pensaba en Jess y todo eso disipaba, porque sabía que cuando llegara la noche podía llamarla y escuchar su voz, porque sabía que después de unos días podría viajar y verla, estar con ella y ser jodidamente feliz por tres o cuatro días.

Sé que no era perfecto, pero tener a Jess en mi vida era todo para mí.

Y si, ahora soy feliz con la editorial y eso, pero... pero una parte de mí está vacía, una parte de mí muy grande, intenté llenarlo de muchas formas, pero no lo logré y sé que esa parte es la que Jess dejó vacía cuando se fue y me mata saber que tal vez nunca pueda estar con ella de nuevo.

Pero eso no es lo importante, lo importante es que Jess pueda recuperar su vida y yo me encargaré de eso.

Cuando llego a la mansión me atiende Xavier y me deja entrar, estaciono el auto y me bajo de él.

—Otra vez por aquí, eh.

—Si, esta vez me quedaré hasta que Verónica vuelva. Mantenme informado, por favor— le pido a Xavier debido a que no me emociona encontrarme con Verónica, de todos modos ya debe estar enterada de que estoy por aquí por sus trabajadores, pero la verdad no me importa demasiado. Xavier asiente.

—Si, por supuesto.

—¿Jess está?— le pregunto

—Si, creo que está en la habitación de gimnasio.

—Gracias— digo y golpeo amistosamente su hombro.

Bajo mi maleta y bolso del maletero y subo a la mansión, entro a la habitación que había estado usando y dejo las cosas encima de la cama, la verdad lo primero que me apetece hacer es ver a Jess, solo quiero verla, nada más.

Salgo de la habitación y camino hasta la de gimnasio, cuando abro las puertas veo a Jess practicando patadas con un muñeco de goma, lleva puesta una sudadera grande y unos leggins, entro y cierro las puertas.

Ella se gira a verme asustada con un sobresalto, me da una pequeña sonrisa, pero en cuanto se da cuenta la borra de su rostro mirando cabizbaja.

—Hola— dice finalmente, sonrío, me acerco y me quito la remera, la lanzo a algún lugar del gimnasio.— ¿Qué haces?— pregunta nerviosa intentando mirar a todos lados, menos a mi abdomen.