Valiente.
Fuerte.
Irritante hasta la médula.
Testadura.
Llegó a mi vida a darme luz y a cambiar todo lo que pensaba y creía.
Llegó a mostrarme que existía un lado de esta vida de mierda que en realidad podría ser buena, pero también me destruyó po...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jaden Tremblay
Luego de que me hayan permitido entrar al terreno de Verónica estaciono mi auto y no se me pasa desapercibido el hecho de que el auto de Jess ya no está. Supongo que el niño y Jess se volvieron a ver.
Camino a la mansión y busco a Kaira por todos lados, me encuentro con algunos conocidos y me dicen que está en la cocina, así que voy para allá, efectivamente la encuentro tomando una cerveza mientras lee unos papeles.
—¿Qué haces?—pregunto acercándome, levanta su mirada a verme.
—Reviso el papeleo de mi nuevo departamento. ¿Qué haces por aquí?
Sin invitación abro la nevera y saco una cerveza, la choco con la de Kaira.
—Necesitaba hablar contigo y no contestas tu aparato inservible.— digo refiriéndome a su teléfono.
—Okay, ¿Qué pasa?— pregunta y señalo el lápiz que tiene entre sus dedos para que me lo de y lo hace.
Le doy vuelta a los papeles que revisaba y le escribo algo.
Necesito el número de teléfono de Erik, no puedo explicarte por qué ahora, los trabajadores de Verónica no pueden enterarse de nada.
Luego de que lee, asiente, le paso mi teléfono y anota el número de Erik en mis contactos, echo una mirada a mi al rededor por si alguien nos está viendo. Una vez que me devuelve el teléfono le articulo un gracias con mis labios.
—Bien, en eso quedamos. Nos vemos, amigo—finge Kaira, le guiño un ojo y salgo de la cocina.
No pierdo más tiempo y vuelvo a subirme al auto, prefiero salir lo antes posible de este terreno.
Llamo al número que me dejó Kaira y espero con el auricular puesto a que conteste.
—¿Qué?— responde.
—¿Esas son formas de saludar a un viejo amigo?— pregunto divertido y hay un par de segundos en los que no dice nada.
—Espera. Conozco esa voz, si hablas de nuevo juro que te reconoceré.
—Soy Jaden, idiota.
—¡Jaden! ¡Lo sabía! Vaya, amigo, tanto tiempo. He estado haciendo negocios con tu madre. ¿Quieres hacer un par de negocios conmigo o qué?
—No, no. Necesito tu cooperación con algo, pero preferiría que fuera en persona.
—¿Mi cooperación? Claro, siempre me gusta ayudar a mis viejos amigos. Veámonos en mi bar, en el día no hay mucha gente.
—Bien, mándame la dirección y estaré ahí en unos minutos.
