Valiente.
Fuerte.
Irritante hasta la médula.
Testadura.
Llegó a mi vida a darme luz y a cambiar todo lo que pensaba y creía.
Llegó a mostrarme que existía un lado de esta vida de mierda que en realidad podría ser buena, pero también me destruyó po...
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Jaden Tremblay
Salí a trotar y al volver tomo una ducha de inmediato, entro al dormitorio con una toalla envuelta en mi cintura y veo a Jess dormir mientras me visto, su cuerpo acapara toda la cama, su cabello es un desastre y sus labios están abiertos, su baba moja la sábana de nuestra cama. Es un completo desastre y sé que estoy realmente perdido porque al verla así en lo único que puedo pensar es en lo hermosa que es. Quiero despertarla y besarla, pero sé que tendrá una resaca del demonio, así que la dejo dormir un poco más.
Una vez vestido voy a la cocina y caliento el agua, preparo el desayuno y cuando está todo listo llevo un café, un vaso con agua y una aspirina a la habitación, se que cuando Jess despierte lo va a necesitar.
Me siento en la orilla de la cama , dejo las cosas en su mesa de noche y sonrío al verla dormir, despejo el cabello en su rostro y por el movimiento comienza a despertarse.
—Hm...— se despierta de mala gana— Me duele la cabeza.
—Lo sé— digo y espero a que se siente en la cama, entonces le paso el agua y la aspirina.
—Gracias—dice, se sienta y toma ambas.—Joder, definitivamente odio el alcohol.
—¿Cómo lo pasaron ayer?— pregunto tirándome en la cama con mi espalda contra el colchón.
—No recuerdo casi nada. Fuimos al bar de un amigo de Kaira, ella dijo que también lo conoces, que fuiste su amigo— dice y frunzo el ceño.
—¿Cómo se llama?
—Erik... Rodrigues, creo. Compartió un poco con nosotros, era algo extraño, pero agradable, supongo— dice y me siento nuevamente en la cama sorprendido.
Erik Rodrigues.
¡Joder, como no lo pensé antes! Podría ser una pieza clave, sé que puedo negociar con él y sé que va a ayudarme con mi venganza contra Verónica.
—¿Si lo conoces?— me pregunta Jess, asiento y la miro, desde la discusión que tuvimos el otro día luego de que asesiné a esos tipos e decidido dejarla fuera de esto, ella trabaja con Verónica, si se da cuenta de que tramamos algo contra ella podría hacerle daño a Jess.
—Si, fuimos amigos hace muchos años.
—¿Cómo es que es jefe de una red de narcotraficantes tan grande siendo tan joven?
—En este mundo la sangre pesa mucho, cuando un jefe muere siempre obligan al hijo a seguir con el negocio. Sus padres murieron jóvenes, es todo.
—¿Y qué va a pasar cuando logremos acabar con Verónica? ¿Acaso te...?— pregunta y la interrumpo.
—Tengo ese detalle previsto, tranquila. Lo solucionaré.
—Jaden, no quiero que...
—Me ponga en riesgo, lo sé, no lo haré. Dijiste que confiarías en mi.
