Golden Gate Park

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Jaden Tremblay

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Jaden Tremblay

Han pasado dos días desde que estuvimos por última vez en la mansión, Jess y yo apenas hemos hablado, ella sale un par de veces al día a concretar algunos trabajos y yo paso horas en mi escritorio revisando algunos manuscritos.

Cuando estamos en el departamento los dos, ella se mantiene en su habitación y yo en la mía y nos vemos en el momento de querer comer algo y solo cruzamos un par de palabras. No estoy completamente seguro de por qué estamos así de distanciados, no sé si se supone que el enojado soy yo o Jess porque golpeé a Adam cuando ella me pidió que no lo hiciera.

No podía detenerme.

Sé que Jess ya se había defendido, pero yo también necesitaba darle su merecido por lastimar a la persona que quiero, yo también tenía enojo acumulado en el interior que necesitaba sacar. Si Jess sufre, también yo, así funciono.

No puedo evitar recordar su reacción cuando quiso alejarme y me volteé hacia ella rápidamente... ¿En serio pensó que yo podía hacerle daño? ¿Yo?

Me golpearía a mi mismo antes de hacerle daño a ella.

Por otro lado me quité un peso de encima al golpear a Adam. Joder, lo necesitaba en serio.

Jess salió hace un par de horas y en este momento estoy con mi ordenador en el sofá de la sala, arreglo algunos asuntos de la editorial mientras veo la televisión.

La puerta se abre y me giro a ver, Jess entra y cierra la puerta detrás de ella, trae una caja y dos cafés de su cafetería favorita.

—Traje cafés y brownies para que me perdones— dice tímida y cabizbaja— El café es amargo y cargado como te gusta.

Alzo ambas cejas— ¿Perdonarte?

—¿No estás enojado conmigo?— vuelve a mirarme.

Niego con la cabeza dejando el ordenador en la mesa pequeña de centro, ella se acerca y se sienta a mi lado, dejando también las cosas en la mesita.

—Pensé que estabas molesto.

—No estaba molesto, solo sorprendido. ¿Tú no estás molesta?

Se alza de hombros.

—Habría preferido que te dieras media vuelta y hubiéramos salido simplemente, pero no estoy molesta.

—Tenía que darle su merecido.

—Yo ya lo había hecho.

—Te creo, pero también necesitaba hacerlo yo.

Rueda los ojos y finalmente asiente.

—¿En serio pensaste que yo podría hacerte daño?— le pregunto.

—Solo... solo fue un acto reflejo, no estaba pensando.

JESSICA || #2 Trilogía NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora