Volver a confiar en ti

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Jaden Tremblay

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Jaden Tremblay

Una semana después ya tenemos más avances de los que creí posibles.

Le quitamos los socios a Verónica en el área de la justicia, a todos ellos y ya tenemos a cinco de sus socios de la policía, además ya le robamos y quemamos al rededor de diez bodegas. Verónica debe estar vuelta loca.

Erik y yo hacemos un equipo bastante bueno.

Fredd volvió a Chicago hace dos días y he de admitir que lo había estado pasando bien con mi mejor amigo, pero ya era hora de volver a la solitaria realidad sin Jess.

Hablando de Jess.

¿Pueden creer que la última vez que hablamos en su departamento volví a dejar los manuscritos en ese puto lugar? Lo sé, muy idiota de mi parte.

Una parte de mi cree que lo hice a propósito para volver a verla, pero mi otra parte... simplemente lo siente demasiado doloroso, pero de todos modos aquí estoy. Afuera del edificio dentro de mi auto como un verdadero idiota.

Solo entra ahí de una vez.

Entro, saco los manuscritos y me voy. Fácil, ni siquiera tengo que hablar con Jess.

Trago grueso y me bajo del auto para caminar al edificio, lo admito, estoy nervioso y de pronto noto como sin darme cuenta mis manos se vuelven puños. Joder, espero que Jess no esté.

Entro al edificio y... entonces la veo.

Me que helado cuando paso por el vestíbulo y veo a Jess saliendo del ascensor. Mierda, ¿En serio tenía que pasar esto?

Ella también deja de caminar para mirarme sorprendida, noto como su respiración se vuelve más pesada, al igual que la mía. No puedo evitar repasarla con la mirada, trae puestos unos jeans negros ajustados y una blusa rosa palo también ajustada resaltando sus lindas curvas, su maquillaje es suave y parece estar algo cansada... se ve muy linda.

 Pero entonces mi vista se detiene en sus manos... sosteniendo unas maletas. Frunzo el ceño. ¿Se va del departamento?

Iba a decir algo cuando siento un movimiento a su espalda y... la decepción es lo que describe este momento a la perfección. 

El niño está detrás de ella cargando unas maletas... ¿Se va con él? 

¿Es... es jodidamente en serio?

—No... no es lo que crees— dice Jess, trago grueso y asiento. Le pediré a mi secretaria que me envíe otra copia de los manuscritos.

Me doy media vuelta para ir de vuelta al auto, pero siento la mano de Jess en mi brazo, se ubica delante mío.

—No es lo que estás pensando, lo juro, déjame explicarte...

Suelto un suspiro— No tienes nada que explicarme, es tu vida y ya no tiene nada que ver con la mía.

Me mira entristecida, mis palabras le dolieron y me arrepentí de decirlas por un momento, no la quiero ver así.

—Jess, está bien— digo y paso por su lado.

—¿Por qué viniste?— pregunta a mis espaldas y me detengo— ¿Querías... querías verme?

Me giro un poco, lo suficiente para verla.

—Vine a buscar mis manuscritos. Solo eso.

Asiente y se acerca con una maleta.

—Esta maleta tiene tus cosas... tus manuscritos en carpetas, la ropa que dejaste y... bueno, todo lo que es tuyo.

Tenso mi mandíbula y me quedo mirándola a los ojos por un par de segundos.

—¿Te vas a mudar?— le pregunto, ella asiente.

—No... no podía seguir viviendo ahí... demasiados recuerdos. Me iré a un departamento a un par de calles de aquí... viviré sola— aclara y se acerca unos pasos a mi— No me iré a vivir con él, sé lo que estás pensando y no, no es así, Daniel se está quedando un tiempo conmigo con su hermana, con Leila, ella tuvo unos problemas y no pudo seguir viviendo en la mansión y no quería vivir sin su hermano, eso es todo, lo juro. No siento nada por ese chico, tienes que creerme.

—Jess... puedes hacer lo que quieras.

—No me digas eso, Jaden... por favor.

La situación me duele y no sé por qué mierda hago esto próximo, quizá solo para arrastrarme y quedar como un patético enamorado una vez más.

Me acerco dos pasos a ella y nuestros rostros quedan a escasos centímetros de distancia.

—Tienes claro que todo esto podría ser diferente si fueras sincera con una sola cosa, ¿Cierto? Solo es una respuesta, no pido más. Solo eso necesito para volver a confiar en ti. 

—Es que... no puedo— dice y le tiembla la voz.

Quise decirle que la esperaría, que si se decidía en decirme la verdad el próximo mes o el próximo año, yo estaría para ella... pero no puedo hacer eso, no puedo arrastrarme así de nuevo. Tengo que aceptar de una vez por todas que esto es definitivo. 

Asiento— Bien.

Miro detrás de ella una vez más y efectivamente ahí se encuentra el niño y su hermana, Leila, ella se ve realmente mal, pareciera que estuviera pasando por un momento horrible, tiene ojeras y un par de moretones en el rostro, su labio está roto.

No sé por qué, pero le creo a Jess en que no tiene nada con el niño. 

Miro a Jess y su expresión me duele, ¿Por qué tenemos que seguir despidiéndonos de esta manera?

Tomo la maleta con mis cosas y me doy media vuelta para ir al auto.



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NOTA DE AUTORA: ¡Holis!

Lo sé, fue un capítulo cortito, pero he publicado tres en un día y el que falta. Cuatro en total. No está mal, ¿eh?

He aquí mi pregunta: ¿Cómo se imaginan al sexy narcotraficante Erik Rodrigues? Va a comenzar a salir en esta novela cada vez más. ¿Les da buena espina o no?

Al menos, yo me lo imagino algo así:

¡El papasito de Stephen James! para quienes no le conozcan

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¡El papasito de Stephen James! para quienes no le conozcan.

Bueno, eso sería todo. Nos leemos luego, espero que me sigan acompañando en esta historia. ¡Cuídense mucho!

Adiosito<3

JESSICA || #2 Trilogía NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora