Valiente.
Fuerte.
Irritante hasta la médula.
Testadura.
Llegó a mi vida a darme luz y a cambiar todo lo que pensaba y creía.
Llegó a mostrarme que existía un lado de esta vida de mierda que en realidad podría ser buena, pero también me destruyó po...
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Jessica Jones
—Kaira necesita mi ayuda en la mansión con un par de cosas— digo mientras termino de maquillarme, Jaden está trabajando en el escritorio con su ordenador.
—¿Quieres que te lleve?— pregunta
Niego con la cabeza— No, no. Iré en mi auto, no quiero que sigas diciendo que te distraigo de tus responsabilidades.
—Pero lo haces.
—¡Tu también!
Suelta una risa y se queda en silencio.
—Bien, he terminado— digo mirando mi maquillaje satisfecha.
—No me encanta que vayas a esa mansión si te soy sincero.
—Tranquilo, Karia me dijo que Adam está de viaje.
—Si, la última vez fue igual.
Muerdo mi labio inferior y me giro a verlo.
—Tranquilo, si pasa algo te puedo llamar, además puedo cuidarme sola.
Asiente— Si, lo sé.
—Bien, te quiero. Me voy.— digo para salir del dormitorio, pero me detiene.
—¡Hey! Despídete como una novia normal, por Dios.
—¿Eh? Claro que no, me he puesto labial.
Rueda los ojos irritado.
—¡Bien! Te lo cobro luego, adiós— dice y no puedo evitar sonreír.
Luego de subirme al auto tardo al rededor de media hora en llegar a la mansión, dejo mi auto estacionado donde siempre y me encuentro con Kaira en la entrada.
—Hey, ¿Qué haces?— pregunto al verla tan arreglada—Dijiste que querías mi ayuda para algo.
—Oh, si, ya te digo para qué era, pero primero te presento a Leila— dice apuntando detrás mío, me giro a verla, es una chica rubia, alta y bastante atractiva— Es nueva en el negocio, Josh la trajo... ya sabes como, con advertencias y amenazas.
Sonrío— Es un gusto, Leila. Soy Jessica, dime Jessie.
—Es un gusto, Jessie— sonríe, parece muy amable.
—¿Entonces? ¿Por qué estoy aquí?— le pregunto a Kaira.
—Leila está algo asustada, casi como tu llegaste aquí, quiero mostrarle que a pesar de que en este lugar hay gente peligrosa y ampones, también estamos nosotras y que igual podemos pasarla bien a pesar de todo esto.
Asiento— Claro, cuentas con nuestro apoyo, ¿Viniste sola?
—No, de hecho vine con mi hermano... cuando nuestros padres murieron quedamos a la deriva y pues... terminamos metiéndonos en trabajos turbios.
