11) Mad hatter

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Era un viernes tranquilo, Cayetano llegó al salón esperando encontrarse con sus amigos, pero ellos aún no llegaban, en cambio, Emilia estaba sentada en su lugar con la cabeza recargada en el escritorio

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Era un viernes tranquilo, Cayetano llegó al salón esperando encontrarse con sus amigos, pero ellos aún no llegaban, en cambio, Emilia estaba sentada en su lugar con la cabeza recargada en el escritorio.

Se debatió en si decirle o no buenos días, pero pasó de largo. Para hacer más incómoda la situación, Noelia estaba sentada a unos cuantos lugares de Emili y al notar la presencia del muchacho saludó en voz alta:

—¡Cayetano, buenos días! Llegaste más temprano. —Él se limitó a sonreír y mover la mano, de ahí fue a su asiento.

No sabía si su actuar había sido el mejor porque la tarde anterior estuvo con Emilia en tutorías y ella se portó medianamente soportable. Creía que tal vez su forma huraña la volvería a hacer portarse como loca acosadora. Giró la vista, pero la chica seguía en la misma posición, hasta creyó que quizá estaba dormida. Decidió no prestarle más atención al asunto y esperar que sus amigos llegaran.

Estuvo así hasta que una voz familiar lo hizo buscar con la vista: Cristina había llegado, pero se encontraba sentada frente a Emilia platicando. A Tano la escena le causó cierto recelo, mas intentó dejarlo pasar y darse la vuelta, pero avanzaban los minutos, su amiga no volvía al lugar habitual y para colmo, Mateo había llegado quedándose junto al par de chicas. 

«Genial, no la saludo y me deja sin amigos» concluyó internamente, viendo como Emilia le hacía una trenza a Cristina, mientras Matty escuchaba atento algo que la rubia le decía. El desagradable momento concluyó con la llegada de la maestra, sus amigos fueron directo a tomar sus lugares habituales, saludaron a Cayetano con normalidad y él optó por no comentar nada de lo sucedido, a fin de cuentas era viernes sin tutorías.

Terminando la primera clase, Emili se acercó a Cristina junto a Iarely, ambas le pusieron unos accesorios en el cabello, a la par le explicaban que se habían puesto de moda, que el color le combinaba perfecto con la piel y hablaron sobre volver a jugar canicas en el receso. Cayetano observaba extrañado, su amiga parecía feliz y por primera vez no le gustaba verla así.

El pasado del chico estaba lleno de momentos difíciles, tanto en los estudios como con su familia. Junto a Mateo tenía una larga lista de acoso escolar: Golpes, apodos, insultos, bromas, críticas y engaños. Tantas porquerías lo volvieron suspicaz, muy hermético, sumado a su poca tolerancia, casi nadie lo soportaba a esas alturas; pero aquello le parecía mejor que volver a pasar humillaciones. No confiaba en sus compañeros y menos en Emilia.

Después de que el profesor entró al salón, el par de chicas regresó a su lugar y no se movieron de ahí. El tema más hablado del grupo era sobre las canicas, estaban divididos entre los que lo encontraban divertido y los que creían que era algo infantil, casi nadie se quedaba indiferente. 

No te pago para que me insultesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora