La popular tiene un crush con el nerd de su salón. Ella quiere su total atención y él...
¡Que lo deje en paz porque la odia!
***
Cayetano no ha tenido una vida sencilla, es desconfiado y muy hermético, la única compañía que disfruta es la de sus dos...
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—¿Dónde está Damián? —inquirió Cayetano viendo la hora sentado en el sillón.
Pasaban de las nueve treinta. Después de recogerlo en la escuela y tener esa charla con él, lo dejó en casa, pero solo Genoveva había regresado. Misma que tenía esa sonrisa estática en el rostro, con la voz serena y la mirada perdida.
—Ah, se quedará en el taller. ¿Quieres galletas con leche? Estoy haciendo roles de canela, les falta poco —ofreció, abriendo las puertas de la alacena.
—No. ¿Por qué se quedará más tiempo? ¿Hay mucho trabajo? ¿Vamos a ayudarle?
Las risas pregrabadas del programa nocturno no aliviaban la tensión que se sentía dentro de casa, al contrario le daban un toque más tétrico a la sonrisa falsa de Beba.
—No te preocupes por eso, tú no tienes que preocuparte por nada.
—¿Cómo no me voy a preocupar si ustedes llevan días peleando y ahora mi hermano se queda a hacer trabajo extra? —Cayetano se puso de pie, caminando mientras hablaba hasta donde su cuñada.
—¿Nos escuchaste?
—Claro que sí. Duermo prácticamente a su lado. No sé qué pretenden, pero me siento un intruso. Ustedes me mantienen, tú casi me has criado, mi hermano tiene un rol más paternal que el de mi padre y ahora están a punto de separarse por mi culp...
—¡No! ¡Ni se te ocurra culparte por esto! —Genoveva cambió su gesto por uno desesperado, dio zancadas hasta Tano y le plantó cara—. Nada de lo que pasó o pasa es culpa tuya, ¿bien? Yo le pedí a Damián que se quedará a trabajar porque me atrasé con una entrega de acrílicos y no iban a estar a tiempo. Él se ofreció a dormir en el taller para no tener que manejar de madrugada. Mañana saldrá más temprano.
—¿Qué está pasando? ¿Por qué ahora los siento más alejados que nunca? Toda esa atención que intentan darme no llega, sé que es falsa, sé que es culpa y no entiendo a qué viene.
—Viene a que te obligamos a convivir con tu agresor. Nos reímos de tu desagrado, bromeamos sobre los regalos, no te cuidamos como debíamos... —Vociferó Beba dándole la espalda para que no viera como su rostro se descomponía en llanto.
—¡Ustedes no debían cuidarme! La obligación era de mis papás. Nadie tenía forma de saber que Luis era así. Era un muchacho trabajador, vecino amigable, nadie sospechaba.
Genoveva se cubrió el rostro sin poder dar la cara.
—Debimos pensarlo, la intuición...
»Tal vez por eso no puedo tener bebés. Tal vez por eso he tenido esas pérdidas. Es una señal de que no seré una buena madre y ahora me aterra si quiera pens... —Cayetano abrazó a su cuñada por la espalda, posando su rostro sobre los hombros de esta con suavidad.
—Nunca vuelvas a decir eso. Serás una excelente mamá. Lo supe desde que te conocí y mi hermano me corrió para estar a solas contigo, pero lo ignoraste, te acercaste a mí y me preguntaste mi nombre —recordó con los ojos hechos agua, Beba se sacudió entre el llanto y la risa.