—¿Crees en las segundas oportunidades? —cuestionó Emilia, con un rostro más serio de lo usual. Marcela levantó la vista de su cuaderno para poner atención.
»Supe que volviste a hablar con Mau y por eso pregunto.
—No creo tanto en las segundas oportunidades, pero sí en que la gente puede cambiar y mostrar su nuevo yo. ¿Por qué la pregunta?
—Ya ves que Cayetano me pidió perdón y quedamos en ser amigos.
—Sí, recuerdo que me contaste —declaró Marce, recargando la cara en la palma de su mano para poner total atención—. Te pusiste el llavero en la frente con un listón y simulaste ganar Miss Universo.
—Me veía hermosa en mi coronación, el público enloqueció con mi discurso —rememoró con falsa emoción—. Bueno, en fin, dejando atrás el glamour. Se supone que nos llevamos bien, pero no sé. Toda la semana le he estado sacando la vuelta porque no sé cómo portarme. Me gustaba molestarlo.
—Bueno, eso lo decides tú. De entrada te digo que yo a ese no lo trago, pero reconozco que puedes ser muy, muy molesta.
—Gracias por el mejor consejo que me han dado en la vida, ¿qué haría sin esa información?
—Ay, dramas... ¿qué te preocupa de ser su amiga? ¿Por qué no puedes actuar normal? Bueno, nunca has podido, pero me entiendes.
—¡Mamá, Marcela me está molestando! —acusó gritando al segundo piso, pero no hubo respuesta. La gemela solo levantó los hombros y le indicó que siguiera hablando.
»Ash, no sé, como ahora somos "amigos" me da miedo ser yo misma porque pienso que puede creer que le coqueteo todavía, que voy tras él y pues, no.
—¿Y eso qué? Eres Emilia Lozada Hova. Lo que digan los demás no es algo que te importe. ¿Vas a dejar de ser tú por miedo a incomodar a alguien? ¿Quién eres? ¿Acaso te convertiste en mí? —Levantó la mano e hizo una mueca de incomprensión, en cambio Emili, abrió la boca llena de sorpresa y empezó a golpear la mesa.
—¡Tienes razón! ¿Por qué no me di cuenta yo sola de eso? Ya ves, ¿qué te cuesta dar consejos bonitos? Mira que pendeja, yo aquí preocupándome porque el señorito no se vaya a incomodar. Yo, la chica que le bailó algo sensual a Cristina en los baños a pesar de que la veía con cara de miedo. Yo soy así y a quien no le gusta que cierre los ojos —concluyó asintiendo, su hermana parpadeó un par de veces y volvió la vista a su cuaderno.
—Bueno, me alegra ser de ayuda.
—¿No vas a preguntar?
—Sé que lo quieres y no, no me interesa saber porque hacías streptease a una chica.
—Oh, vamos, yo sé que quieres saber, además no era streptease... ¿Te cuento? ¿Te cuento? Ándale, déjame contarte —insistió acercándose a su hermana para picarle las costillas.
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No te pago para que me insultes
Novela JuvenilLa popular tiene un crush con el nerd de su salón. Ella quiere su total atención y él... ¡Que lo deje en paz porque la odia! *** Cayetano no ha tenido una vida sencilla, es desconfiado y muy hermético, la única compañía que disfruta es la de sus dos...