60) Pacify her

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Emilia y Cayetano caminaban sin rumbo, él sostenía la caja con ambas manos y ella tenía su brazo entrelazado al de él

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Emilia y Cayetano caminaban sin rumbo, él sostenía la caja con ambas manos y ella tenía su brazo entrelazado al de él. Daban pasos erráticos mientras se reían, bromeaban o se empujaban a propósito. De vez en cuando Lozada depositaba besos fugaces en el rostro o cuello de Tano, para que este se enojara, pero solo lograba que se encogiera de hombros mientras con la voz entrecortada pedía que se calmara.

—Te besaría, pero la caja estorba mucho.

—La dejo en el piso.

—Que desesperado eres, deja de actuar así que solo me provoca seguir en la misma.

—Eso es tortura psicológica. Yo ya dije que me arrepentía de mi yo del pasado, no es justo. Mira, podríamos de... —Emilia levantó la mano en señal de guardar silencio.

—¿A dónde vamos?

—No sé, yo te vengo siguiendo a ti —confesó Gracia, notando que las calles que recorrían no las había visto, además lucían llenas de grafitis, abandonadas e inseguras.

—Y yo te vengo siguiendo a ti. ¿Qué hay acá cerca? Aparte de vandalismo y adicciones.

—No tengo la más mínima idea.

—Cayetano, no me hagas esto... ¿Y si nos asaltan? En aquella casa nos están viendo desde la ventana.

—¡Deja de apuntar! Camina viendo al frente, no muestres miedo y... Guarda el teléfono, no seas ocurrente.

—Iba ver el GPS —explicó Emilia con un puchero.

—Acá cerca está la calle Garmendia, creo, sigamos caminando, por ahí pasan camiones.

—Ah no, un trauma por día. Ya no me quiero subir a otro camión, ¿o ya se terminó la cita? —inquirió buscando la vista de Gracia, que caminaba sin expresión.

—No, te decía que ahí me ubico mejor. ¿Ya te quieres ir? Pensaba comprar nachos.

—Quiero nachos —afirmó antes de que él pudiera dejar de hablar.

—Sigue caminando que ese vago nos está siguiendo y en la ventana que dijiste no había nadie, creo que era un fantasma.

—¡Cállate, no es cierto! —El grito de Emilia hizo eco en la colonia, por miedo no pudo seguir andando.

—Era broma, solo quería que te apuraras, camina.

—Era broma, solo quería que te apuraras, camina

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No te pago para que me insultesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora